jueves, 26 de junio de 2014



Planificar la vida

Desde hace muchos años, veo que numerosas personas tienen como único objetivo en la vida, ganar dinero. Personas de todas las edades, afanadas por el trabajo y obsesionadas con el mismo fin. Dispuestas a dedicar muchas horas, días y semanas del año para alcanzar sus deseos. Personas que se están convirtiendo en máquinas de generar ideas para hacer negocios y ganar más y más. Y, si la cosa funciona, todavía dedican más tiempo y energías para seguir ganando dinero.

Su objetivo es generar un imperio. Su vida es como subir por una escalera que no tiene fin. Unos pocos lo logran, otros se quedan en el camino… Pero son los menos los que reflexionan sobre las cosas importantes de la vida y se plantean otro tipo de objetivos. Me parece muy bien que cuando uno es joven y tiene una familia, trabaje para darles lo mejor y piense en el futuro y el bienestar de los hijos, dándoles una estabilidad económica que les sirva de base para que ellos puedan seguir adelante.

Pero desde hace un tiempo, he comenzado a analizar la actitud de varios empresarios y quiero mencionarlos para que veamos lo equivocados que están en sus planteamientos. El dueño de un conocido supermercado, trabaja incansablemente más de doce horas diarias durante todo el año y, en vacaciones, envía a su familia sola, porque le es imposible abandonar su negocio por dos semanas.

Otro caso es el de un conocido comerciante, que, debido al estrés del trabajo, comenzó a tener problemas de salud. El médico le recomendó que descansara unos días y se olvidase de sus responsabilidades. Hizo caso a la recomendación, y se fue a descansar con su esposa a un bonito lugar, pero como no podía con su ansiedad, llamaba constantemente a sus empleados, para saber cómo iba todo. El tiempo de reposo no le sirvió de nada, porque se llevó todos sus negocios y responsabilidades a cuestas.

Conozco a un gran empresario que trabajó desde los siete años y formó un imperio. Cuando tuvo edad de jubilarse y aprovechar los años que le quedaban, decidió construir otra fábrica para ampliar el negocio. Tardó varios años en ponerla en funcionamiento y ahora con ochenta y siete años, se da cuenta de lo equivocado que estuvo… pero claro, ¡ya es tarde para arrepentimientos!… La vida se le fue y ya no le queda tiempo para disfrutar de todo el sacrificio que hizo durante ochenta años.

Mi abuela vivió hasta los ciento dos años… Desde que tengo uso de razón y hasta que falleció, siempre le escuché la misma historia: El dinero no me alcanza… La situación está difícil y no llego a fin de mes… En su mente solo había palabras negativas y estaba obsesionada con ahorrar, guardar… por si acaso… Pasó toda su vida con el mismo pensamiento, porque nunca planifico su vida. Todo se quedó en palabras.

Quizás al leer estas historias, tu mente te haga recordar a alguien en particular… Sería normal, porque hay millones y millones de personas con este pensamiento. Viven pobres, con necesidades y dejan este mundo sin llevarse nada. Los que consiguen dejar algunas riquezas para sus herederos, también dejan grandes conflictos entre ellos.

Un amigo me dio una lección de cómo planificar la vida. Él es un ingeniero que en su momento tenía diez empleados a su cargo. Trabajó para empresas mineras y sus ocupaciones eran de muchísima responsabilidad. Un día conversando me dijo: cumplí sesenta y cinco años, si Dios lo permite me quedan entre quince a veinte años más de vida. Económicamente tengo suficiente para cubrir todas las necesidades que pueda tener. He decidido seguir trabajando a tiempo parcial, solo para estar en contacto con el mundo que me rodea, pero dedicaré la mayor parte de mi tiempo a viajar y hacer todas aquellas cosas que siempre soñé. A partir de ahora, disfrutaré todo lo que pueda.

Creo que alcanzar metas económicas es algo natural en cada uno de nosotros. Todos queremos tener una casa con todo el confort, un auto nuevo y todo lo que deseamos. Todo eso está muy bien. Lo malo está en dejar las cosas más importantes para perseguir objetivos económicos y materiales de una manera desmedida y ambiciosa, como si fuéramos a estar en este mundo para siempre.

Enseñanza.- Debemos mirar dónde está el techo de nuestros objetivos. Debemos ser sabios administradores de nuestro tiempo y aprender a darnos el espacio para disfrutar de todo lo que hemos logrado con esfuerzo. Si lo dejamos para más tarde, pensando que todavía vamos a vivir por muchos años, nos equivocaremos. El día es hoy y el tiempo es ahora.

viernes, 13 de junio de 2014



Un nudo en la sabana

En la reunión de padres de familia de una escuela, la directora resaltaba el apoyo que los padres deben darle a los hijos. Ella entendía que aunque la mayoría de los padres de la comunidad eran trabajadores, debían encontrar un poco de tiempo para dedicar y pasar con los niños. Sin embargo, la directora se sorprendió cuando uno de los padres se levantó y explicó, que él no tenía tiempo de hablar con su hijo durante la semana.

Cuando salía para trabajar era muy temprano y su hijo todavía estaba durmiendo y cuando regresaba del trabajo era muy tarde y el niño ya estaba acostado.Explicó además, que tenía que trabajar de esa forma para proveer el sustento de la familia.

Dijo también que el no tener tiempo para su hijo lo angustiaba mucho e intentaba reemplazar esa falta dándole un beso todas las noches cuando llegaba a su casa y para que su hijo supiera que él le había ido a ver mientras dormía, hacía un nudo en la punta de la sábana. Cuando mi hijo despierta y ve el nudo, sabe que su papá ha estado allí y lo ha besado. El nudo es el medio de comunicación entre nosotros.

La directora se emocionó con aquella singular historia y se sorprendió aún más cuando comprobó que el hijo de aquel hombre era uno de los mejores alumnos de la escuela.Este hecho nos hace reflexionar sobre las muchas formas en que las personas pueden hacerse presentes y comunicarse con otros. Aquél padre encontró su forma, una forma simple pero eficiente. Y lo más importante es que su hijo percibía a través del nudo, todo el afecto de su papá.

Algunas veces nos preocupamos tanto con la forma de decir las cosas que olvidamos lo principal que es la comunicación a través del sentimiento.

Simples detalles como un beso y un nudo en la punta de una sábana, significaban para aquél hijo, muchísimo más que un montón de regalos o disculpas vacías.

Es válido que nos preocupemos por las personas, pero lo más importante es que ellas sepan y puedan sentir nuestra preocupación y cariño por ellas.

Para que exista la comunicación, es necesario que las personas «escuchen» el lenguaje de nuestro corazón, ya que los sentimientos siempre hablan más alto que las palabras.

Es por ese motivo que un beso, revestido del más puro afecto, cura el dolor de cabeza, el golpe de la rodilla o el miedo a la oscuridad.Las personas tal vez no entiendan el significado de muchas palabras, pero saben distinguir un gesto de afecto y amor, aunque ese gesto sea solamente un nudo en la sábana. Un nudo cargado de afecto, ternura y amor.

Enseñanza.- Padres, Vivan de tal manera que cuando tus hijos piensen en justicia, amor e integridad, piensen en ti.


Feliz día Papa`…!!!

lunes, 2 de junio de 2014



El Lirio y la Hormiguita

Había una vez una hormiguita. Ésta, como toda buena hormiga, era trabajadora y servicial. Se pasaba el tiempo cargando hojitas de un lado a otro. No paraba ni de día, ni de noche, casi sin tiempo para descansar. Y así transcurría su vida, trabajando y trabajando. Un día fue a buscar comida a un estanque que estaba un poco lejos y para su sorpresa al llegar al estanque vio cómo un pimpollo de lirio se abría y de él surgía una hermosa y delicada flor. Se acercó y le dijo: Hola, ¿Sabes que eres muy hermoso? ¿Qué eres?

Soy un lirio contestó. Y tú, ¿Sabes que eres muy simpática? ¿Qué eres? 

Soy una hormiga.

Y así la hormiguita y el lirio siguieron conversando todo el día y se hicieron grandes amigos. Al anochecer la hormiguita se despidió para regresar a su casa, no sin antes prometerle al lirio que volvería al día siguiente. Mientras iba caminando, la hormiga descubrió que admiraba a su nuevo amigo, se dijo: Mañana le diré que me encanta y que lo quiero con todo mi corazón.

Al mismo tiempo el lirio pensaba: Me gusta la amistad de la hormiga, mañana cuando venga le diré lo que siento por ella.

Pero al día siguiente la hormiguita se dio cuenta de que no había trabajado nada el día anterior. Así que decidió quedarse a trabajar: Mañana iré con el lirio; hoy no puedo, estoy demasiado ocupada, mañana iré y le diré cuanto lo extraño. Al día siguiente amaneció lloviendo, y la hormiga no pudo salir de su casa y se dijo: Qué pena hoy tampoco veré al lirio. Bueno no importa mañana le diré todo lo especial que es para mí.

Y al tercer día la hormiguita se despertó muy temprano y se fue al estanque, pero al llegar encontró al lirio en el suelo, la lluvia y el viento habían destruido su tallo y su flor estaba marchita, sin vida. Entonces la hormiga pensó: Eso ha ocurrido porque no aproveché el tiempo, porque no hice lo que pensé a su debido tiempo. Por eso mi amigo se fue sin saber todo lo que lo quería, en verdad me siento triste ya que he perdido una gran amistad.

Y así fue como ambos nunca supieron lo importante que eran, el uno para el otro.
Enseñanza.- “No hay que esperar a mañana para decirle a tus seres queridos que lo amas o lo importantes que son en tu vida, demostremos con nuestros actos y palabras cuan bendecidos somos por tenerlos”.