lunes, 24 de noviembre de 2014








¿QUE DEBE SABER UN NIÑO DE 4 AÑOS?

Hace poco, en un foro sobre la educación de los hijos, leí una entrada de una madre preocupada porque sus hijos, de cuatro años y año y medio, no sabían lo suficiente. "¿Qué debe saber un niño de cuatro años?", preguntaba.

Las respuestas que leí me llamaron mucho la atención. Una madre indicaba una lista de todas las cosas que sabía su hijo. Contar hasta 100, los planetas, escribir su nombre y apellido, y así sucesivamente. Otras presumían de que sus hijos sabían muchas más cosas, incluso los de tres años. Algunas incluían enlaces a páginas con listas de lo que debe saber un niño a cada edad. Solo unas pocas decían que cada niño se desarrolla a su propio ritmo y que no hay que preocuparse.

Pensé que probablemente la respuesta de esas mujeres a una madre angustiada fuera añadirle más preocupación. Somos una cultura tan competitiva que hasta nuestros niños en edad preescolar se han convertido en trofeos de los que presumir. Pero atención!!! La infancia no debe ser una carrera que arroja por resultado niños ganadores y niños perdedores.

Alicia Bayer, una mujer norteamericana que se interesa por los temas de infancia y educación, hace una lista de aquellas cosas importantes que debe saber un niño/a de 4 años. Me pareció hermosa y la comparto:

1.Debe saber que lo quieren por completo, incondicionalmente y en todo momento.

2. Debe saber que está a salvo y además cómo mantenerse a salvo en lugares públicos, con otra gente y en distintas situaciones. Debe saber que tiene que fiarse de su instinto cuando conozca a alguien y que nunca tiene que hacer algo que no le parezca apropiado, se lo pida quien se lo pida. Debe conocer sus derechos y que su familia siempre lo va a apoyar.

3. Debe saber reír y utilizar su imaginación. Debe saber que nunca pasa nada por pintar el cielo de color naranja o dibujar gatos con seis patas.

4. Debe saber lo que le gusta y tener la seguridad de que se le va a dejar dedicarse a ello. Si no le apetece nada aprender los números, sus padres tienen que darse cuenta de que ya los aprenderá, casi sin querer, y dejar que en cambio se dedique a las naves espaciales, los dinosaurios, a dibujar o a jugar en el barro.

5. Debe saber que el mundo es mágico y él también. Debe saber que es fantástico, listo, creativo, compasivo y maravilloso. Debe saber que pasar el día al aire libre haciendo collares de flores, pasteles de barro y casitas de cuentos de hadas es tan importante como aprender los números. Mejor dicho, mucho más.

PERO MÁS IMPORTANTE ES LO QUE DEBEN SABER LOS PADRES:

1.Que cada niño aprende a andar, hablar, leer y hacer cálculos a su propio ritmo, y que eso no influye en absoluto en cómo de bien ande, hable, lea o haga cálculos después.

2. Que el factor que más influye en el buen rendimiento académico y las buenas notas en el futuro no son los manuales, ni las guarderías elegantes, ni los juguetes caros, sino que mamá o papá dediquen un rato cada día o cada noche (o ambos) a compartir momentos de juego, lectura, dibujos y risas con sus hijos.

3. Que ser el niño más listo o más estudioso de la clase nunca ha significado ser el más feliz. Estamos tan obsesionados por tratar de dar a nuestros hijos todas las "ventajas" que lo que les estamos dando son unas vidas tan pluriempleadas y llenas de tensión como las nuestras. Una de las mejores cosas que podemos ofrecer a nuestros hijos es una niñez sencilla y despreocupada.

4. Que nuestros niños merecen vivir rodeados de libros, naturaleza, utensilios artísticos y, lo más importante, libertad para explorarlos. La mayoría de nosotros podríamos deshacernos del 90% de los juguetes de nuestros hijos y no los echarían de menos, pero algunos son importantes: juguetes creativos como los LEGO y los de encastre, una buena cantidad de témperas y plastilinas, los instrumentos musicales, los disfraces, y libros y más libros. Necesitan libertad para explorar con estas y otras cosas, amasar pan y ponerlo todo perdido, usar pintura, plastilina y purpurina en la mesa de la cocina mientras hacemos la cena aunque lo salpiquen todo, tener un rincón en el jardín en que puedan arrancar la hierba y hacer un cajón de barro.

5. Que nuestros hijos necesitan tenernos más. Hemos aprendido tan bien eso de que necesitamos cuidar de nosotros mismos que algunos lo usamos como excusa para que otros cuiden de nuestros hijos. Claro que todos necesitamos tiempo para un baño tranquilo, ver a los amigos, un rato para despejar la cabeza y, de vez en cuando, algo de vida aparte de los hijos. Pero vivimos en una época en la que las revistas para padres recomiendan que tratemos de dedicar 10 minutos diarios a cada hijo y prever un sábado al mes dedicado a la familia. ¡Qué horror! Nuestros hijos necesitan los vídeo juegos, los ordenadores, las actividades extra escolares, las clases de ballet, fútbol e inglés mucho menos de lo que nos necesitan a NOSOTROS. Necesitan a unos padres que se sienten a escuchar su relato de lo que han hecho durante el día, unas madres que se sienten a hacer manualidades con ellos, padres y madres que les lean cuentos y hagan tonterías con ellos. Necesitan que demos paseos con ellos en las noches de primavera. Tienen derecho a ayudarnos a hacer la cena aunque tardemos el doble y trabajemos el doble. 

Enseñanza.- Lo mas importante tienen que saber que para nosotros son una prioridad y que nos encanta verdaderamente estar con ellos.






lunes, 17 de noviembre de 2014







ASAMBLEA EN LA CARPINTERÍA



Cuenta la historia que un gran día hubo una reunión un tanto extraña donde las herramientas se reunieron para arreglar sus diferencias. El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.

Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.

Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.

En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo juego de ajedrez.

Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo:

"Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos".

La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.

Se sintieron entonces un equipo capaz de producir y hacer cosas de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.

Ocurre lo mismo con los seres humanos. Observemos y lo comprobaremos. Si en el Club, encontráramos un león que buscara a menudo defectos en los demás, la situación se volvería tensa y negativa.

En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando florecen los mejores logros humanos.

Enseñanza.- Es fácil encontrar defectos, cualquier persona puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso, es para los espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.

domingo, 9 de noviembre de 2014







Regalos que no te conviene recibir

Fidel era un profesor comprometido y estricto, conocido también por sus alumnos como un hombre justo y comprensivo. Al terminar la clase ese día de verano, mientras el maestro organizaba unos documentos encima de su escritorio, se le acercó uno de sus alumnos y en forma desafiante le dijo:

Profesor, lo que me alegra de haber terminado la clase es que no tendré que escuchar más sus tonterías y podré descansar de verle esa cara aburridora. El alumno estaba erguido, con semblante arrogante, en espera de que el maestro reaccionara ofendido y descontrolado. El profesor miró al alumno por un instante y en forma muy tranquila le preguntó:

¿Cuándo alguien te ofrece algo que no quieres, lo recibes? El alumno quedó desconcertado por la calidez de la sorpresiva pregunta. Por supuesto que no. Contestó de nuevo en tono despectivo el muchacho. Bueno, prosiguió el profesor, cuando alguien intenta ofenderme o me dice algo desagradable, me está ofreciendo algo, en este caso una emoción de rabia y rencor, que puedo decidir no aceptar.

No entiendo a qué se refiere. Dijo el alumno confundido. Muy sencillo, replicó el profesor, tú me estás ofreciendo rabia y desprecio y si yo me siento ofendido o me pongo furioso, estaré aceptando tu regalo, y yo, mi amigo, en verdad, prefiero obsequiarme mi propia serenidad.

Muchacho, concluyó el profesor en tono gentil, tu rabia pasará, pero no trates de dejarla conmigo, porque no me interesa, yo no puedo controlar lo que tú llevas en tu corazón pero de mí depende lo que yo cargo en el mío.

Enseñanza.- Cada día, en todo momento, tú puedes escoger qué emociones o sentimientos quieres poner en tu corazón y lo que elijas lo tendrás hasta que decidas cambiarlo.

lunes, 3 de noviembre de 2014



El cerdo y la Cerda
Había una vez un hombre que tenía una cabaña en las montaña y una 4x4 para llegar allí. Cada sábado por la mañana el hombre conducía hasta su cabaña por un peligroso camino de curvas cerradas, abismos sin vallas protectoras y engañosos virajes.

Pero a este hombre no le molestaba el peligro. Después de todo tenía un magnifico auto, era un excelente conductor, y conocía el camino como la palma de su mano.

Una hermosa mañana de sábado, el hombre se dirigía a su cabaña, al aproximarse a una de sus curvas favoritas redujo la velocidad, hizo los cambios, y piso el freno preparándose para la curva que se encontraba a unos cincuenta metros. De repente, del otro lado de la curva surgió un auto casi fuera de control. El auto estuvo a punto de caer en el abismo pero en él último segundo su conductor consiguió ponerlo de nuevo en el camino, el auto avanzaba zigzagueando.

¡Dios mío ¡ pensó, ¡va a chocar conmigo!, de modo que el hombre redujo la velocidad hasta casi detener su 4x4.

El auto se abalanzo sobre el estrepitosamente. Justo cuando estaba a punto de golpearlo, en el último momento, se desvió bruscamente hacia su carril.

Al pasar junto a él una hermosa mujer asomo su cabeza por la ventanilla y le grito a todo pulmón: "Cerdo!!!".

¿Qué?, Pensó él. ¿Cómo se atreve a llamarme así? ¡Él estaba exasperado por el insulto! De manera que instantáneamente grito: "Cerda…!!!" , Mientras ella continuaba su camino.

"Yo estaba en mi línea!!! Era ella la que venía de un lado a otro!", rezongo. Luego comenzó a controlar su ira; sonrió y sé sintió complacido por su pronta y aguda respuesta. "LE DI SU MERECIDO", pensó muy altivo.

Acto seguido, piso el acelerador a fondo, tomo velocidad alrededor de esa ciega curva......! y se estrelló con el cerdo!

ENSEÑANZA.- En el mundo en que vivimos hoy en día, estamos acostumbrados a recibir malas noticias, agresión y solo negativas. Y es tanto el acostumbramiento que sin darnos cuenta más veces de lo que creemos, prejuzgamos casi todo el tiempo. Es como si estuviéramos automatizados a responder ante una "critica" un "insulto". Bueno sería que en vez de responder enseguida, analicemos un poco más la situación, para no llevarnos sorpresas.