domingo, 1 de febrero de 2015



El verdadero amor

Un gran día vino a la clínica  un hombre de cierta edad para que lo atendieran, para hacerse curar una herida en la mano. Tenía bastante prisa y, mientras lo curaba, la enfermera Militza le preguntó qué era eso tan urgente que tenía que hacer.

Le dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos, para desayunar con su mujer que vivía allí. Le contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado. Mientras terminaba de vendar la herida, la enfermera Militza, pregunto si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana.

No, dijo el caballero. Ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce. Entonces, le preguntó extrañado: si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas? Le sonrió y dándole una palmadita en la mano le dijo:

“Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella”

La enfermera Militza Tuvo que contener sus lágrimas mientras salía y pensó: Esa es la clase de amor que quiero para mi vida.

Enseñanza.- El verdadero amor no se reduce a lo físico, ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es.

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