lunes, 9 de noviembre de 2015



La Puntualidad


Al Padre Pascual le estaban haciendo su cena de despedida por 25 años de trabajo en una Parroquia. Un político miembro de la comunidad fue invitado para dar un breve discurso. Como el político tardaba en llegar, el sacerdote decidió decir unas palabras él mismo para llenar el tiempo.

"Mi primera impresión de la Parroquia la tuve con la primera confesión que me tocó escuchar. Pensé que me había enviado el Obispo a un lugar terrible, ya que la primera persona que se confesó me dijo que se había robado un televisor, que les había robado dinero a sus papás, había robado también en la empresa donde trabajaba, además de tener aventuras sexuales con la esposa de su jefe.

También en ocasiones se dedicaba al tráfico y a la venta de drogas. Y para finalizar, confesó que le había trasmitido una enfermedad venérea a su propia hermana. Me quedé asombrado, asustadísimo...

Pero cuando transcurrió un tiempo, fui conociendo más gente y vi que no eran todos así, vi una parroquia llena de gente responsable, con valores, comprometida con su fe. Y así he vivido los 25 años más maravillosos de mi sacerdocio".

Justamente en este momento llegó el político, por lo que se le dio la palabra… Pidió disculpas por llegar tarde y empezó a hablar diciendo:

"Nunca voy a olvidar el primer día que llegó el Padre Pascual a nuestra Parroquia….. De hecho, tuve el honor de ser el primero que se confesó con él…"

Enseñanza.- Nunca llegues tarde…… ¡¡ La puntualidad es un hábito valioso !!



viernes, 16 de octubre de 2015





El Príncipe que fue coronado rey

Había una vez un poderoso rey que tenía tres hijos. Dudando sobre quién debía sucederlo en el trono, envió a cada uno de ellos a gobernar un territorio durante cinco años, al término de los cuales deberían volver junto a su padre para mostrarle sus logros.

Así marcharon los tres, cada uno a su lugar, alegres por poder ejercer como reyes. Pero al llegar descubrieron decepcionados que tan sólo se trataba de pequeñas villas con un puñado de aldeanos, en las que ni siquiera había un castillo.

Seguro que a mis hermanos se les han dado reinos mayores, pero demostraré a mi padre que puedo ser un gran rey se dijo el mayor. Y juntando a los pocos habitantes de su villa, les enseñó las artes de la guerra para formar un pequeño ejército con el que conquistar las villas vecinas. Así, su pequeño reino creció en fuerza y poder, y al cabo de los cinco años había multiplicado cien veces su extensión. Orgulloso, el joven príncipe reunió a aquellos primeros aldeanos, y viajó junto a su padre.

Seguro que a mis hermanos se les han dado reinos mayores; sin duda mi padre quiere probar si puedo ser un gran rey pensó el mediano. Y desde aquel momento inició con sus aldeanos la construcción del mayor de los palacios. Y tras cinco años de duro trabajo, un magnífico palacio presidía la pequeña aldea. Satisfecho, el joven príncipe viajó junto a su padre en compañía de sus fieles aldeanos.

Seguro que a mis hermanos se les han dado reinos mayores, así que la gente de esta aldea debe de ser importante para mi padre pensó el pequeño. Y resolvió cuidar de ellos y preocuparse por que nada les faltara. Durante sus cinco años de reinado, la aldea no cambió mucho; era un lugar humilde y alegre, con pequeñas mejoras aquí y allá, aunque sus aldeanos parecían muy satisfechos por la labor del príncipe, y lo acompañaron gustosos junto al rey.

Los tres hermanos fueron recibidos con alegría por el pueblo, con todo preparado para la gran fiesta de coronación. Pero cuando llegaron ante su padre y cada uno quiso contar las hazañas que debían hacerle merecedor del trono, el rey no los dejó hablar. En su lugar, pidió a los aldeanos que contaran cómo habían sido sus vidas. Así, los súbditos del hijo mayor mostraron las cicatrices ganadas en sus batallas, y narraron todo el esfuerzo y sufrimiento que les había supuesto extender su reino. El hermano mayor sería un rey temible, fuerte y poderoso, y se sentían orgullosos de él.

Los súbditos del mediano contaron cómo, bajo el liderazgo del príncipe, habían trabajado por la mañana en el campo y por la tarde en la obra para construir tan magnífico palacio. Sin duda sería un gran rey capaz de los mayores logros, y se sentían orgullosos de él.

Finalmente, los súbditos del pequeño, medio avergonzados, contaron lo felices que habían sido junto a aquel rey humilde y práctico, que había mejorado sus vidas en tantas pequeñas cosas. Como probablemente no era el gran rey que todos esperaban, y ellos le tenían gran afecto, pidieron al rey que al menos siguiera gobernando su villa.

Acabadas las narraciones, todos se preguntaban lo mismo que el rey ¿Cuál de los príncipes estaría mejor preparado para ejercer tanto poder? Indeciso, y antes de tomar una decisión, el rey llamó uno por uno a todos sus súbditos y les hizo una sola pregunta:

Si hubieras tenido que vivir estos cinco años en una de esas tres villas, ¿cuál hubieras elegido? Todos, absolutamente todos, prefirieron la vida tranquila y feliz de la tercera villa, por muy impresionados que estuvieran por las hazañas de los dos hermanos mayores.

Y así, el más pequeño de los príncipes fue coronado aquel día como el más grande de los reyes,

Enseñanza.- La grandeza de un gobernante se mide por el afecto de su pueblo, por la transcendencia de sus obras y en los valores que supo encarnar durante su gestión y poniéndola al servicio de los demás.

viernes, 18 de septiembre de 2015







La excursión

Susana era una niña lista y tímida. Pero como no veía muy bien, llevaba gafas desde que podía recordar; y también desde que podía recordarlo, algunos de sus compañeros de clase se metían con ella y se burlaban de sus gafas de grandes cristales; y había sido el insoportable Luis el que empezó a llamarla Cuatro Ojos, y como era un chico muy popular en la clase, todo el mundo terminó conociéndola por Susana Cuatro Ojos. Ella hacía como que no le importaba, pero realmente no le gustaba nada.

Cierto día hicieron una excursión con el colegio para visitar unas cuevas muy famosas. Todos caminaban en fila india, cuando Luis resbaló y metió el pie en un agujero. En su caída sólo pudo agarrarse a Susana, que caminaba a su lado, y ambos resbalaron durante un buen rato hasta que fueron a parar a una gran caverna. 

Estaba muy oscuro, y sólo se veía un rayito de luz procedente del techo de la caverna, muchos metros por encima, y algunas raíces y troncos que habrían caído por aquella apertura. Llamaron a voces y gritos, pero nadie acudió. Agazapados y muertos de frío, pasaron una noche oscurísima dentro de la cueva.

A la mañana siguiente, seguían sin haberles encontrado, y sólo el pequeño rayo de luz les dejó ver algo. Luis aprovechó para gritar con más fuerza y tratar de buscar alguna salida, pero no consiguió nada en horas, y empezó a sentir miedo. Debía ser mediodía, porque entonces Susana vio que el rayo entraba recto, directamente hasta el suelo. Rápidamente fue hacia él tomando uno de los troncos, y haciendo una lupa con sus gafas, convirtió aquel rayito en una pequeña llama que encendió la antorcha. 

Luis, sorprendidísimo y emocionado, tomó algunos troncos y juntos comenzaron a explorar la cueva. Tardaron algún tiempo y quemaron unos cuantos troncos, pero finalmente encontraron una salida. Entre abrazos y gritos de alegría, Luis le dio mil gracias a Susana. Él sabía que no le gustaba nada que le llamara "Cuatro Ojos", y ahora se arrepentía de haberla llamado así, sobre todo después de que gracias a aquellas gafas hubieran podido salir de allí...

Así que cuando por fin vieron a todos los que les buscaban, incluida la policía, y los periodistas les abordaron con preguntas, Luis se adelantó y dijo: ¡Qué suerte he tenido! ¡No podía tener mejor compañera de aventuras que Susana Rayo Láser! Así comenzó a contar la historia, y desde aquel día, no hubo ningún otro "cuatro ojos" en aquel colegio. Eso sí, no preguntes por los "Rayo Láser", porque hay unos cuantos.

Enseñanza.- No hacer burla de los rasgos o deficiencias físicas; todos dan lo mejor que tienen, y muchas veces personas con limitaciones nos sorprenden con sus conocimientos y habilidades como en esta historia.

lunes, 13 de julio de 2015



Abuelos contra marcianos


Hubo una vez en la historia de la humanidad, que se jugaba su futuro en un gran partido de fútbol. Era la última oportunidad que nos habían dado los extraterrestres antes de invadirnos. Solo unos pocos equipos formados por los mejores jugadores de los mejores clubes del mundo se ofrecieron a salvarnos. Bueno, esos, y un equipo de abueletes, tan viejecitos y despistados que ni ellos mismos sabían cómo habían acabado apuntados en la lista. Y como suele pasar con estas cosas, fue el equipo que salió elegido en el sorteo.

De nada sirvieron las quejas de los gobernantes, las manifestaciones por todo el mundo o las amenazas. Los marcianos fueron tajantes: el sorteo fue justo, los abuelos jugarían el partido, y su única ventaja sería poder elegir dónde y cuándo.

Todos odiaban a aquellos abuelos viejos, despistados y entrometidos, nadie quiso prepararlos ni entrenar con ellos. Solo sus nietos disculpaban su error, los seguían queriendo y acompañando, así que su único entrenamiento consistió en reunirse en coro con ellos para escuchar una y otra vez sus viejas historias y aventuras. Después de todo, aquellas historias les encantaban a los chicos, aunque les parecía imposible que fueran verdad viendo lo arrugados y débiles que estaban sus abuelos.

Solo cuando los marcianos vinieron a acordar el sitio y el lugar, el pequeño Pablo Sacristan, el nieto de uno de ellos, tuvo una idea: Jugaremos en el Maracaná. Mi abuelo siempre habla de ese estadio. Y lo haremos en 1960. ¿En 1960? ¡Pero eso fue hace más de 50 años! Replicaron los marcianos. ¿Vais a invadir la tierra y no tenéis máquinas del tiempo? ¡Claro que las tenemos! - dijeron ofendidos. Mañana mismo haremos el viaje en el tiempo y se jugará el partido. Y todos podrán verlo por televisión, el Internet y la tablet.

Al día siguiente se reunieron los equipos en el estadio del Maracaná. A la máquina del tiempo subieron los fuertes y poderosos marcianos, y un grupito de torpes ancianos. Pero según pasaban los años hacia atrás, los marcianos se hacían pequeños y débiles, volviéndose niños, mientras a los abuelos les crecía el pelo, perdían las arrugas, y se volvían jóvenes y fuertes. Ahora sí se les veía totalmente capaces de hacer todas las hazañas que contaban a sus nietos en sus historias.

Por supuesto, aquellos abuelos sabios con sus antiguos y fuertes cuerpos dieron una gran exhibición y aplastaron al grupo de niños marcianos sin dificultad, entre los aplausos y vítores del público…….. Cuando volvieron al presente, recuperaron su aspecto arrugado, despistado y torpe, pero nadie se burló de ellos, ni los llamó viejos. En vez de eso los trataron como auténticos héroes. Y muchos se juntaban cada día para escuchar sus historias porque todos, hasta los más burlones, sabían que incluso el viejecito más arrugado había sido capaz de las mejores hazañas.

Enseñanza.- Esta historia nos enseña a aprender a tolerar los fallos de los abuelos recordando que ellos también fueron jóvenes y audaces, por lo tanto merecen nuestra admiración

lunes, 22 de junio de 2015


Los Talentos

Hubo una vez dos niños de una inteligencia y capacidad increíbles. Desde pequeños demostraron grandes habilidades, superando ampliamente a cuantos les rodeaban. También desde pequeños ambos se dieron cuenta de ello, y albergaban internamente el deseo de que en un futuro todos reconociesen su valía. Los dos, sin embargo, crecían de forma distinta. El primero utilizó toda su habilidad e inteligencia para desarrollar una carrera meteórica y mostrar a todos su superioridad: participaba y vencía en todo tipo de concursos, frecuentaba todas las personas y lugares importantes y era magnífico haciendo amigos entre la gente influyente. Aún era muy joven cuando ya nadie dudaba de que algún día sería la persona más sabia e importante del país.

El segundo, sabedor también de sus capacidades, no dejaba de sentir una gran responsabilidad. Hacía casi cualquier cosa mejor que quienes le rodeaban, y se sentía obligado a ayudarles, así que apenas podía dedicar tiempo a sus sueños de grandeza, tan ocupado como estaba siempre buscando soluciones y estudiando nuevas formas de arreglarlo todo. Así que era una persona querida y famosa, pero sólo en su pequeño pueblo.

Quiso el destino que una gran tragedia azotara aquel país, llenándolo de problemas y miseria. El primero de aquellos brillantes jóvenes nunca se había visto en una situación así, pero sus brillantes ideas se aplicaron con éxito en todo el país y consiguieron paliar un poco la situación. En cambio el segundo, acostumbrado a resolver todo tipo de problemas, y con unos conocimientos muy superiores, consiguió que en su región apenas se notara aquella tragedia. Ante aquel ejemplo tan admirable, en todas partes adoptaron sus soluciones, y su fama de hombre bueno y sabio se extendió aún más que la del primero, llegando pronto a ser propuesto y elegido para gobernar el país.

El primero de aquellos grandes hombres de increíble inteligencia comprendió entonces que la mejor fama y sabiduría es la que nace de las propias cosas que hacemos en la vida, de su impacto en los demás y de la exigencia por superarnos cada día. Cuentan que nunca más participó en concurso alguno ni volvió a hacer demostraciones vacías, y que desde entonces siempre iba acompañado por sus libros, dispuesto a echar una mano a todos.


Enseñanza.- Nuestros mejores talentos son al mismo tiempo un don y una responsabilidad para con los demás, no una mera ventaja para nosotros mismos.

martes, 19 de mayo de 2015



El Bosque

Durante un tiempo fui vecino de un médico cuyo pasatiempo era plantar árboles en el enorme patio de su casa. Desde mi ventana veía cómo día a día los plantaba. Lo que más me llamaba la atención era que no regaba los arbolitos. Tanta era mi curiosidad que fui a preguntarle.

Me dijo que si regaba sus arbolitos, las raíces se acomodarían en la superficie y quedarían siempre esperando el agua que él diariamente les daba. Al no regarlos, éstos tardarían más en crecer, pero sus raíces se verían obligadas a profundizar en la tierra en busca del agua y de los nutrientes que se encuentran en las capas más profundas del suelo.

Así, los árboles tendrían raíces profundas y serían más resistentes. Al cabo de un tiempo fui a vivir a otro país, cuando después de varios años regresé a mi antigua casa, noté que mi vecino había cumplido su sueño, tenía un hermoso bosque.

De pronto llegó el rigor del invierno y en un día en el que el tiempo hace aire fuerte, cuando todos los árboles de la calle estaban arqueados por el viento, pude notar la solidez de los árboles de mi vecino, que casi ni se movían.

Las adversidades por las cuales aquellos árboles habían pasado, al ser privados de agua, les había beneficiado mucho más, que el confort o un trato mucho más delicado. Todas las noches antes de ir a acostarme doy siempre una mirada a mis hijos. Les observo y veo cómo ellos van creciendo.

La mayoría de las veces, le pido a Dios que sus vidas sean fáciles, para que no sufran las dificultades y agresiones de este mundo, pero, ver el bosque tan firme, me ha llevado a reflexionar.

De ahora en adelante pediré a Dios que mis hijos crezcan con raíces profundas; para que se fortalezcan y puedan enfrentarse a las circunstancias y los sinsabores de la vida.

Enseñanza.- Siempre pedimos que las cosas sean fáciles, pero en verdad lo que necesitamos es pedir que en nuestro interior se formen raíces fuertes y profundas; de tal modo, que cuando las tempestades lleguen, sin previo aviso y los vientos helados soplen, seamos capaces de resistir en lugar de ser derrotados y destruidos como lo son los árboles sin raíces profundas”.



lunes, 11 de mayo de 2015





 

La planta carnívora y el carnicero

Flora era una planta carnívora, pero carnívora de verdad, que vivía en un supermercado junto al puesto de Paco, su gran amigo carnicero. Paco la trataba con cariño y atención y siempre tenía algún trocito de carne que darle al final de cada día. Pero un día, Flora no recibió su ración de carne, y al día siguiente tampoco, y empezó a preocuparse tanto, que decidió espiar a Paco.

Así fue como descubrió que el carnicero no le daba nada de carne porque guardaba grandes trozos en una gran caja amarilla. Haciéndose la despistada, Flora llegó a pedirle un poco de aquella comida guardada en la caja, pero Paco respondió muy severo que no, y añadió:

¡Ni se te ocurra, Flora! No se te ocurra tocar la carne de esa caja. La planta se sintió dolida, además de hambrienta, y no dejaba de pensar para quién podría estar reservando el carnicero aquellas delicias. Con sus malos pensamientos se fue llenando de rabia y de ira, y aquella misma noche, cuando no quedaba nadie en la tienda, llegó a la caja, la abrió, y comió carne hasta ponerse morada...

A la mañana siguiente, justo cuando llegó Paco para descubrir el robo, Flora comenzó a sentirse fatal. Su amigo le preguntó varias veces si había sido ella quien había cogido la carne, y aunque comenzó negándolo, viendo la preocupación y el nerviosismo del carnicero, decidió confesar.

¿Pero qué has hecho, imprudente? estalló Paco ¡¡Te dije que no la tocaras!! ¡Toda esa carne estaba envenenada!! Por eso llevo días sin poder darte apenas nada, porque nos enviaron un cargamento estropeado...

A la carrera, tuvieron que ir a buscar un quimijardioveterinario con un invernadero-hospital que pudo por poco salvar la vida de Flora, quien se pasó con grandes dolores de raíces y cambios de colores en las hojas durante las siguientes dos semanas. El susto fue tanto para todos, pero al menos la planta aprendió que obedecer las normas puestas por quienes más nos quieren, es mucho más seguro que obrar por nuestra cuenta sin más.

Enseñanza.- Detrás de todas las órdenes dadas por quienes más nos quieren siempre está la intención de ayudarnos y protegernos, aunque pueda parecernos que no es así.


viernes, 24 de abril de 2015




















Las semillas

Hubo una vez 4 semillas amigas que llevadas por el viento fueron a parar a un pequeño claro de la selva. Allí quedaron ocultas en el suelo, esperando la mejor ocasión para desarrollarse y convertirse en un precioso árbol. Pero cuando la primera de aquellas semillas comenzó a germinar, descubrieron que no sería tarea fácil. Precisamente en aquel pequeño claro vivía un grupo de monos, y los más pequeños se divertían arrojando plátanos a cualquier planta que vieran crecer. De esa forma se divertían, aprendían a lanzar plátanos, y mantenían el claro libre de vegetación.

Aquella primera semilla se llevó un platanazo de tal calibre, que quedó casi partida por la mitad. Y cuando contó a las demás amigas su desgracia, todas estuvieron de acuerdo en que lo mejor sería esperar sin crecer a que aquel grupo de monos cambiara su residencia.

Todas, menos una, que pensaba que al menos debía intentarlo. Y cuando lo intentó, recibió su platanazo, que la dejó doblada por la mitad. Las demás semillas su unieron para pedirle que dejara de intentarlo, pero aquella semillita estaba completamente decidida a convertirse en un árbol, y una y otra vez volvía a intentar crecer. Con cada nueva ocasión, los pequeños monos pudieron ajustar un poco más su puntería gracias a nuestra pequeña plantita, que volvía a quedar doblada.

Pero la semillita no se rindió. Con cada nuevo platanazo lo intentaba con más fuerza, a pesar de que sus compañeras le suplicaban que dejase de hacerlo y esperase a que no hubiera peligro. Y así, durante días, semanas y meses, la plantita sufrió el ataque de los monos que trataban de parar su crecimiento, doblándola siempre por la mitad. Sólo algunos días conseguía evitar todos los plátanos, pero al día siguiente, algún otro mono acertaba, y todo volvía a empezar.

Hasta que un día no se dobló. Recibió un platanazo, y luego otro, y luego otro más, y con ninguno de ellos llegó a doblarse la joven planta. Y es que había recibido tantos golpes, y se había doblado tantas veces, que estaba llena de duros nudos y cicatrices que la hacían crecer y desarrollarse más fuertemente que el resto de semillas. Así, su fino tronco se fue haciendo más grueso y resistente, hasta superar el impacto de un plátano. Y para entonces, era ya tan fuerte, que los pequeños monos no pudieron tampoco arrancar la plantita con las manos. Y allí continuó, creciendo, creciendo y creciendo.

Y, gracias a la extraordinaria fuerza de su tronco, pudo seguir superando todas las dificultades, hasta convertirse en el más majestuoso árbol de la selva. Mientras, sus compañeras seguían ocultas en en el suelo. Y seguían como siempre, esperando que aquellos terroríficos monos abandonaran el lugar, sin saber que precisamente esos monos eran los únicos capaces de fortalecer sus troncos a base de platanazos, para prepararlos para todos los problemas que encontrarían durante su crecimiento.

Enseñanza.- En el camino hacia conseguir nuestras metas, y en las dificultades que superamos, muchas veces desarrollamos aquello que nos hacía falta para triunfar.

viernes, 17 de abril de 2015





El mejor Robot

XT-27 no era un robot cualquiera. Como bien decía su placa, "XT-27, el mejor y más moderno robot, era el modelo de robot más moderno de su generación, un producto realmente difícil de mejorar, y se sentía realmente orgulloso de ello. Tanto, que cuando se cruzaba con otros robots por la calle, los miraba con cierto aire de superioridad, y sólo reaccionaba con alegría y entusiasmo cuando se encontraba con otro XT-27.

"Todos los robots tendrían que ser como los XT-27", pensaba para sus adentros. Realmente, estaba convencido de que ningún nuevo robot podría superar los XT-27, y que el mundo sería mucho mejor si todos los robots fueran como ese modelo perfecto.
Un día, caminaba por la ciudad biónica cuando de pronto apareció, justo a unos milímetros de sus sensores ópticos piezoeléctricos, (que eran unos ojos normales, pero a XT-27 le gustaba usar palabras muy raras para todo), una gran puerta amarilla. No sabía de dónde habría salido, pero por suerte, era un XT-27, y su rapidez le permitió evitar el golpazo. Intrigado, decidió atravesar la puerta, y fue a parar a una ciudad espectacular. 

¡Todos sus habitantes eran XT-27, y todo lo que se veía era alucinante! Entusiasmado por haber encontrado la ciudad perfecta para él, anduvo recorriendo aquel lugar, presumiendo de ser un XT-27 y parándose a hablar con todos de lo genial que era ser un robot tan avanzado, y finalmente se instaló en su burbuja hiperplástica  (una casa), a las afueras de la ciudad.

Los días fueron pasando, pero enseguida se dio cuenta de que en aquella ciudad había algo que no le gustaba. Como todos eran XT-27, realmente nadie tenía motivos para sentirse mejor ni más moderno que nadie, y de hecho nadie lo hacía. Ninguno miraba con aires de superioridad, y en el fondo, comprobó que con el paso del tiempo ni siquiera él mismo se sentía especial. Además, todo resultaba tremendamente aburrido: todos hacía todas las cosas igual de bien, era imposible destacar en nada; cuando se le ocurría algo que pensaba era brillante, a todos se les había ocurrido lo mismo al mismo tiempo.

Así que XT-27 empezó a echar de menos a todos aquellos robotcitos variados de su mundo, cada uno con sus cosas buenas y malas, pero distintos y divertidos, y se dio cuenta de que hubiera preferido mil veces encontrarse con un torpe pero divertido TP-4, y charlar un rato con él, que volver a cruzarse con otro XT-27.

Así que comenzó a buscar la gran puerta amarilla. Tardó varios días, hasta que finalmente la encontró como la primera vez, justo en medio de una calle cualquiera. Apoyó la mano en la puerta, miró hacia atrás, como despidiéndose de aquel mundo que le había parecido perfecto, y con gran alegría empujó la puerta... Cuando despertó, XT-27 estaba en el suelo, y algunos le ayudaban a levantarse. No había ninguna puerta, sólo un enorme y brillante robot amarillo con el que XT-27 había chocado tan fuerte, que se le habían nublado los circuitos. XT-27, extrañado de no haber podido esquivar el golpe, miró detenidamente a aquel formidable robot. 

Nunca había visto uno igual, parecía perfecto en todo, más alto y más fuerte que ninguno, y en su placa se podía leer: XT-28, el mejor y más moderno robot. Así que lo habían conseguido. Aunque parecía imposible, los XT-27 ya no eran los mejores robots. Sin embargo, nuestro amigo no se entristeció lo más mínimo, porque segundos antes, mientras soñaba con aquella ciudad perfecta, había aprendido que estaba encantado de ser diferente, y de que hubiera cientos de robots diferentes, cada uno con sus cosas mejores y peores.

Enseñanza.- No podemos esperar ser los mejores en todo ni que los demás sean como nosotros. Cada uno aporta su parte gracias a sus diferencias.

lunes, 6 de abril de 2015




El Águila que voló con los pollos

Había una vez un águila bebé, recién llegada al mundo y muy emocionada por estar aquí y conocer las grandes aventuras que le esperaban. Mamá águila lo llevó junto con sus hermanitos y hermanitas águilas a su primer y grandioso vuelo. Sería su primera salida para abrir sus alas. Los pueden imaginar trepando, dando su primer salto fuera del nido que representaba su seguridad sintiendo ansiedad y emoción al mismo tiempo.

Vean ése águila en estos instantes, mientras vuela con el resto de las jóvenes águilas y la mamá animándolas orgullosamente y diciéndoles: “Vengan por aquí. Abran sus alas y vuelen. Vean cómo es este mundo y lo fuertes que son.” Pero las alas de éste águila bebé no eran tan fuertes como las de los demás. Se estaba quedando atrás del grupo a pesar de que trataba de seguirlos con todas sus fuerzas. Cuando abrió sus alas, se comenzó a tambalear. No sabía por qué no era tan fuerte como los demás. Las otras águilas jóvenes, junto con la mamá, miraban al frente y no notaron que él comenzó a perder fuerza y a caer en círculos hacia la tierra. Estaba tan mareado que no sabía hacia dónde se dirigía. Nadie se percató que ya no estaba con el grupo.

El águila bebé aterriza en una granja de pollos y dice: “¿Dónde estoy? Me siento tan raro…” Perdió el conocimiento por un instante y realmente ya no comprendía cuál era su realidad. Miró hacia arriba y vio a la madre águila y las águilas bebé alejándose. Se sintió abandonado, como si a nadie le importase. Decidió reunir fuerzas y descubrió que sus alas estaban lastimadas y que no podía alzar vuelo. Miró a su alrededor y vio que estaba rodeado por todos esos pequeños pollitos de la granja que también eran recién llegados al mundo.

A medida que se acercaban, junto con mamá gallina y un gallo, lo miraron y le dijeron: “Bueno, eres un ave, pero eres muy diferente a nosotros. Sin embargo te tomaremos bajo nuestras alas, te aceptaremos y daremos nuestro amor incondicional. Siente el amor que tenemos por ti. No nos importa que te veas diferente. No nos importa que tengas esas extrañas alas que están rotas. No sabemos de dónde vienes, pero para nosotros, llegaste del cielo, así que ven y forma parte de nuestra familia y te cuidaremos y amaremos hasta que estés listo para volar y logres descubrir dónde perteneces.” El águila se sintió muy amada.

No le importaba lo que sucedía o si se suponía que su senda fuese otra porque contaba con amor incondicional y con un sentimiento de apoyo. Comenzó a ser un pollo a pesar de que ésa no era su naturaleza verdadera. Crecía día a día y empezó a ganar fuerzas y a probar sus alas. Comenzó a dar pequeños vuelos pero sabía que no podía elevarse lo suficiente como para encontrar a su familia original. Llegó el día en el cual su madre real empezó a buscarlo.

Las otras águilas se habían marchado porque ya eran suficientemente fuertes y podían independizarse; y así la madre finalmente encontró a su águila bebé que tanto había extrañado. Ella lo recogió y dijo: “Dile adiós a tu familia adoptiva, porque tu propósito es regresar ahora para que pueda mostrarte lo que eres realmente y lo que verdaderamente viniste a ser.” Así, con lágrimas en los ojos, el águila bebé se despidió y dijo: “Yo también los amo incondicionalmente. Gracias por recibirme y mostrarme que la vida puede ser una aventura a pesar de que tuve que tomar otra senda.”

Dondequiera que la vida los lleve, pueden descubrir la alegría, incluso con aquellos que no forman parte de su familia. Si abren el corazón y la mente, pueden descubrir el hogar en cualquier lugar. Mamá águila ayudó al bebé a alzar vuelo. Le dijo: “¡Vuela! ¡Abre tus alas!” y él así lo hizo. Supo que su lucha anterior lo había fortalecido. Cuando se alejó, volvió a sobrevolar el lugar para decirle adiós a aquellos que le ofrecieron tanto. Dijo” “Volveré a visitarlos. Me siento seguro. Me siento fuerte. Siempre estarán en mi corazón y mi recuerdo. Jamás olvidaré lo que me dieron.” A medida que se alejaba en busca de la siguiente aventura que le esperaba, dijo: “Gracias por enseñarme que existen distintas formas de vivir la vida. Ahora es tiempo de abrir mis alas y volar.”

Enseñanza.- Como en la historia El águila representa la misma vida humana en su creatividad, en su capacidad de romper barreras, en sus sueños, en su luz. Representa la persona con toda sus potencialidades, La cosas que nos suceden tienen un porque, en la historia el águila bebe tenia que fortalecer sus alas. Abran sus alas, vean como es este mundo y comprueben lo fuertes que son.



lunes, 30 de marzo de 2015





El Hilo rojo del destino

Dedicado a todas las parejas que desean con todo amor tener un hijo y que están a la espera de la tan llegada ilusión.

Cuenta la historia que en la china antigua, un alto funcionario llamado Wu quién, después de Díez años de casado, no tenía ningún hijo. Preocupado por el tema, el matrimonio acudió a todo tipo de sabios y medicinas milagrosas, pero ningún niño les nació. Una noche, pensando en el problema, el funcionario no pudo dormir y se fue a pasear por el parque que estaba detrás de la casa, donde se veía la luna llena, tan redonda como un plato.

El hombre sintió un escalofrío al recibir el viento fuerte nocturno y decidió volver a casa cuando, de repente, observo una figura humana sentada en el fondo del parque. El funcionario quiso asegurarse y se acercó, vio a un anciano que leía, con la espalda apoyada en un saco. El libro era muy grande y la escritura parecía huellas de insecto. Lleno de curiosidad el funcionario Wu pregunto al viejo qué clase de libro era.

El anciano levantó la cabeza. Tenía las mejillas rosadas a pesar de la gélida invernal que le rodeaba. Sonrió y dijo: No lo vas a entender porque no es un libro mortal. ¿Pues qué libro es? Pregunto el funcionario. Es un libro del cielo, de los dioses. Entonces se dio cuenta de que tenía delante de el a un inmortal y le pregunto: Si usted es del otro mundo ¿qué hace por aquí? El anciano miro a su alrededor y contesto:

Porque nos ocupamos de los hombres. Venimos a la tierra a dar una vuelta de vez en cuando y en mi caso, lo suelo hacer en las noches de luna llena, ya que mi nombre oficial es anciano de la Luna. El funcionario, que cada vez sitio más curiosidad, decidió investigar todo lo que pudiera: ¿Cuál es su ocupación? Me encargo de emparejar padres e hijos contesto. Encantado por aquella coincidencia, el joven quiso aprovechar la ocasión y le contó su desgracia. Al final dijo:

Ayer el médico de la corte le dio a mi esposa una bola condensada de hierbas eficientes ¿usted cree que dará resultado? El anciano miro detenidamente en su libro durante mucho rato y luego contesto: No lo creo. Tu hija ya ha nacido, porqué lo he escrito en mi libro. Tiene cinco meses y cuando tenga cuatro años, se reunirá con vosotros. El joven se quedó perplejo y entonces se fijó en el saco en el que el anciano se apoyaba y le pregunto:

¿Que lleva usted en el saco? El anciano contesto: Hilos rojos para atar las muñecas de los padres y los hijos. Esto no se ve en la vida mortal, pero una vez están atados ya no pueden separarse. Están unidos desde que nacen y para nada cuenta la distancia que los separe o que sus familias sean enemigas, o su posición social. Tarde o temprano se unirán. He visto que tú y tu esposa ya estáis unidos a vuestra futura hija, así que no hay nada que hacer salvo esperar.

¿Pero dónde está mi futura hija? ¿Qué hace su familia? pregunto e inquieto el funcionario. No está lejos de aquí Es la niña que esta con la verdulera del mercado del pueblo contesto el anciano tranquilamente. Ja, Ja Ja, ¡Qué tontería dice usted! mi familia es noble y yo soy un alto funcionario de la corte ¿cómo voy a tener una hija de la vendedora de coles chinas? Riéndose a carcajadas, el joven regreso a casa a dormir.

Pero al día siguiente cuando recordó lo que había ocurrido la noche anterior, el funcionario pensó si fuese verdad lo que dijo el anciano de la Luna? Muy inquieto, el funcionario mando a su criado a ver si en el mercado realmente había tal verdulera y este volvió a todo correr diciendo que si estaba la vieja vendedora con un bebé en brazos vendiendo verduras. Ambas iban vestidas con harapos añadió el criado.

El joven funcionario sintió que la ternura se apoderaba de él y pensó pobre criatura, pero mi posición social no me permite tenerla entre mis brazos. Entro en su estudio, saco un collar de perlas de jade y se lo entrego a su criado dáselo a la vendedora para que compre ropa y comida a la niña. Dile que se vallan de allí, cuanto más lejos mejor.

Transcurrieron tres años y el matrimonio Wu continuaba sin tener hijos. Impresionado por su inteligencia y habilidad el ministro le ofreció a una de su hija en adopción. Era una niña hermosa y de buena cuna. El matrimonio Wu la acepto con lágrimas en los ojos. Por la noche, antes de acostarla de repente descubrió, en el cuello de la niña el collar de perlas de jade que le dio a la vendedora de verduras hace varios años ¿porque lo lleva mi hija?

Al día siguiente Wu se lo comento al ministro y este le conto que en realidad esta niña no era hija suya sino de su hermano que murió, junto con su esposa, en una inundación hace cuatro años. Como yo estaba en una ciudad fronteriza cumpliendo mis deberes se la llevo su nodriza que se había convertido en una vendedora de verduras al perder el trabajo en casa de su hermano. Hace más de tres años un hombre bondadoso le dio ese collar de jade. La nodriza lo considero un objeto de suerte, se lo colgó en el cuello de mi sobrina y le puso el nombre de Yu Er, la niña de jade.

Al oír estas palabras el funcionario Wu exclamo que extraño es el destino y fue corriendo a contárselo a su esposa. Al saber la verdad, la mujer quiso conocer al anciano de la luna y acudía al parque todas las noches de luna llena durante mucho tiempo hasta que una noche, cuando la luz de la luna llena alumbraba como si fuera de día, el anciano apareció con su libro y su saco de hilos rojos.

La mujer se acercó a todo correr y le hizo una reverencia: Señor de mi alma, estoy tan agradecida por la niña que nos ha dado usted que no podría vivir tranquila si no le diera las gracias. Pero confeso la mujer en este mundo hay muchas mujeres como yo que sufren la desgracia de no tener hijos ¿porque no las une a todas con su hilo rojo mágico con los niños sin familias? Mujer de corazón, el amor materno es el más grandioso de todo: ¡tú deseo será cumplido!

Desde entonces, el matrimonio Wu con su hija vivieron felizmente. Y muchísimos años después en la capital del país apareció una casa que se llamaba CCAA O CASA CHINA DE ADOPCION Y ACOGIMIENTO. Se dice que el viejo Anciano de la luna les dio los hilos rojos para que aten a las personas que quieran hijos a los niños que no tengan familia.

viernes, 20 de marzo de 2015




El Lobo y el Perro

Un lobo que se encontraba hambriento y a estas alturas muy flaco casi huesos, se encontró a un perro gordo y sano, que andaba recorriendo el bosque. Atacarlo y comerlo hubiera sido lo correcto para el lobo, pero la realidad es que hubiera sido también, una pelea feroz, con un enemigo bien dotado.

El Lobo se le acerca para dialogar y alagar lo bien que se lo veía, a lo que el perro respondió: No estas tan bien como yo, porque no quieres, deja el bosque y a tus amigos. Sígueme y tendrás una vida excelente. Y el lobo preguntó:

¿Y qué tendré que hacer?

Casi nada, dijo el Perro: atacar a quien ponga en peligro al amo; querer a los dueños de casa, y siempre complacerlos. Con algo tan simple como eso que te digo, tendrás las sobras de todas las comidas, huesos de pollos, carne fresca, frutas y verduras; y también cariño, como un elemento extra.

El Lobo, se sintió feliz y lleno de gozo. Mientras caminaban hacia la casa del amo del perro, el lobo se dio cuenta que el perro tenía en el cuello una cicatriz.

¿Qué es eso? preguntó.

Nada

¡Cómo nada!

Una tontería

Pero algo es, esa peladura en el cuello

Será la señal del collar con el que a veces estoy atado.

¡Atado! exclamó el lobo

¿Tú no vas y vienes a donde quieres?

No siempre, pero eso, ¿qué importa?

Importa tanto, que no quiero ni el más grande de los tesoros, por renunciar a mi libertad, Terminó de decir el lobo, y se alejó corriendo, sin mirar atrás.

Enseñanza.- El Don más preciado del hombre es la libertad, y siempre hay que luchar para conservarla, aunque cueste mucho esfuerzo. Ningún halago de la fortuna se compara con el hecho de ser libre, Vale más el duro trabajo en libertad, que el placer en esclavitud.



lunes, 9 de marzo de 2015



La princesa Paola

Hubo una vez una princesa llamada Paola increíblemente rica, bella y sabia. Cansada de pretendientes falsos que se acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos y colores, de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados.

Y entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:
Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa Paola: es mi corazón. Y también es sincero, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún otro.

El joven se marchó tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro como la piedra en sus manos.

Desanimada, terminó por arrojar la piedra al fuego; al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía una bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante.

Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como con la piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo importante. Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país tuvieron comida y libros. Cuantos trataban con la princesa Paola salían encantados por su carácter y cercanía, y su sola presencia transmitía tal calor humano y pasión por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de fuego".

Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días.

Enseñanza.- Este cuento habla de que el verdadero amor es profundo y huye de la superficialidad y los caprichos. El amor verdadero, siempre busca el bien.

domingo, 1 de marzo de 2015





La isla de las dos caras

Cuente una antigua leyenda que la tribu de los mokokos vivía en el lado malo de la isla de las dos caras. Los dos lados, separados por un gran acantilado, eran como la noche y el día. El lado bueno estaba regado por ríos y lleno de árboles, flores, pájaros y comida fácil y abundante, mientras que en el lado malo, sin apenas agua ni plantas, se agolpaban las bestias feroces.

Los mokokos tenían la desgracia de vivir allí desde siempre, sin que hubiera forma de cruzar. Su vida era dura y difícil: apenas tenían comida y bebida para todos y vivían siempre aterrorizados por las fieras, que periódicamente devoraban a alguno de los miembros de la tribu.

La leyenda contaba que algunos de sus antepasados habían podido cruzar con la única ayuda de una pequeña pértiga, pero hacía tantos años que no crecía un árbol lo suficientemente resistente como para fabricar una pértiga, que pocos mokokos creían que aquello fuera posible, y se habían acostumbrado a su difícil y resignada vida, pasando hambre y soñando con no acabar como cena de alguna bestia hambrienta.

Pero quiso la naturaleza que precisamente junto al borde de la pendiente abrupta que separaba las dos caras de la isla, creciera un árbol delgaducho pero fuerte con el que pudieron construir dos pértigas. La expectación fue enorme y no hubo dudas al elegir a los afortunados que podrían utilizarlas: el gran jefe y el hechicero.

Pero cuando estos tuvieron la oportunidad de dar el salto, sintieron tanto miedo que no se atrevieron a hacerlo: pensaron que la pértiga podría quebrarse, o que no sería suficientemente larga, o que algo saldría mal durante el salto... y dieron tanta vida a aquellos pensamientos que su miedo les llevó a rendirse. Y cuando se vieron así, pensando que podrían ser objeto de burlas y comentarios, decidieron inventar viejas historias y leyendas de saltos fallidos e intentos fracasados de llegar al otro lado.

Y tanto las contaron y las extendieron, que no había mokoko que no supiera de la imprudencia e insensatez que supondría tan siquiera intentar el salto. Y allí se quedaron las pértigas, disponibles para quien quisiera utilizarlas, pero abandonadas por todos, pues tomar una de aquellas pértigas se había convertido, a fuerza de repetirlo, en lo más impropio de un mokoko. Era una traición a los valores de sufrimiento y resistencia que tanto les distinguían.

Pero en aquella tribu surgieron Renzin  y Oscarin, un par de corazones jóvenes que deseaban en su interior una vida diferente y, animados por la fuerza de su amor, decidieron un día utilizar las pértigas. Nadie se lo impidió, pero todos trataron de desanimarlos, convenciéndolos con mil explicaciones de los peligros del salto.

¿Y si fuera cierto lo que dicen? se preguntaba el joven Oscarin.
No hagas caso ¿Por qué hablan tanto de un salto que nunca han hecho? Yo también tengo un poco de miedo, pero no parece tan difícil -respondía Renzin, siempre decidido.
Pero si sale mal, sería un final terrible – seguía, Oscarin indeciso.
Puede que el salto nos salga mal, y puede que no. Pero quedarnos para siempre en este lado de la isla nos saldrá mal seguro ¿Conoces a alguien que no haya muerto devorado por las fieras o por el hambre? Ese también es un final terrible, aunque parezca que aún nos queda lejos.

Tienes razón, Renzin. Y si esperamos mucho, igual no tendríamos las fuerzas para dar este salto... Lo haremos mañana mismo y al día siguiente, Oscarin y Renzin saltaron a la cara buena de la isla. Mientras recogían las pértigas, mientras tomaban carrera, mientras sentían el impulso, el miedo apenas les dejaba respirar. Cuando volaban por los aires, indefensos y sin apoyos, sentían que algo había salido mal y les esperaba una muerte segura. Pero cuando aterrizaron en el otro lado de la isla, se abrazaron felices y alborotados, pensaron que no había sido para tanto.

Y mientras corrían a descubrir su nueva vida, pudieron escuchar a sus espaldas, como en un coro de voces apagadas: Ha sido suerte, Yo pensaba hacerlo mañana, ¡Qué salto tan malo! Si no llega a ser por la pértiga... Y comprendieron por qué tan pocos saltaban, porque en la cara mala de la isla sólo se oían las voces resignadas de aquellas personas sin sueños, llenas de miedo y desesperanza, que no saltarían nunca...

Enseñanza.- Hay que tratar de mejorar siempre, sin dejarnos vencer por el miedo de aquellos que nunca han intentado lo que pretendemos hacer.

jueves, 19 de febrero de 2015




"TODOS", "ALGUIEN", "CUALQUIERA", y "NADIE".


Esta historia nos cuenta la vida de cuatro personajes, estas personas se llamaban Todos, Alguien, Cualquiera y Nadie.

Debía realizarse un trabajo importante y TODOS era el encargado de hacerlo, pero TODOS estaba seguro que ALGUIEN lo haría.
Sin embargo, aunque CUALQUIERA podía hacerlo, NADIE lo hizo y esto enojó a ALGUIEN, porque el trabajo le correspondía hacerlo a TODOS. Pero TODOS había pensado que
CUALQUIERA lo haría, en ese momento NADIE se dio cuenta de que TODOS no iba a realizarlo.

Así, esta historia termina en que Todos echó la culpa a ALGUIEN, cuando NADIE hizo lo que CUALQUIERA podría haber hecho. Por supuesto, no es necesario aclarar que el trabajo quedó sin hacer

Enseñanza.- El trabajo en equipo y la Proactividad deben formar parte de nuestro día a día. Hoy en día se necesita:
  • Más personas que mejoren el mundo y menos personas que condenen al mundo. 
  • Mas trabajadores y menos habladores 
  • Mas personas que digan tal cosa es posible y menos personas que digan esto es imposible. 
  • Más inspiradores de confianza y menos desalentadores. 
  • Más gente que subraye lo bueno y menos gente que grite lo malo. 
  • Más gente que encienda velas, y menos gente que las apague.

sábado, 14 de febrero de 2015





¿Por que gritan las personas?


Un día Meher Baba preguntó a sus alumnos lo siguiente: ¿por qué las personas se gritan cuando están enojadas? Los hombres pensaron unos momentos: porque perdemos la calma <dijo uno>, por eso gritamos.

Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? preguntó Meher Baba; ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?. Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía a Meher Baba.

Finalmente él explicó: Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán q gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.

Luego Meher Baba preguntó: ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente… ¿Por qué? Porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña. Meher Baba continuó: Cuando se enamoran aún más ¿Qué sucede? No hablan, sólo susurran y se acercan más en su amor.

Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo.
Así es ¡cuán cerca están dos personas cuando se aman!
Luego Meher Baba dijo: Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.

domingo, 1 de febrero de 2015



El verdadero amor

Un gran día vino a la clínica  un hombre de cierta edad para que lo atendieran, para hacerse curar una herida en la mano. Tenía bastante prisa y, mientras lo curaba, la enfermera Militza le preguntó qué era eso tan urgente que tenía que hacer.

Le dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos, para desayunar con su mujer que vivía allí. Le contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado. Mientras terminaba de vendar la herida, la enfermera Militza, pregunto si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana.

No, dijo el caballero. Ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce. Entonces, le preguntó extrañado: si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas? Le sonrió y dándole una palmadita en la mano le dijo:

“Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella”

La enfermera Militza Tuvo que contener sus lágrimas mientras salía y pensó: Esa es la clase de amor que quiero para mi vida.

Enseñanza.- El verdadero amor no se reduce a lo físico, ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es.

lunes, 26 de enero de 2015



Manos hermosas


Hace mucho tiempo en un palacio vivían tres hermosas damas. Una mañana, mientras paseaban por el maravilloso jardín con sus fuentes y rosales, empezaron a preguntarse cuál de las tres tenía las manos más hermosas.

Paola, que se había teñido los dedos mientras sacaba las deliciosas fresas, pensaba que las suyas eran las más hermosas. Cinthia había estado entre las rosas fragantes y sus manos habían quedado impregnadas de perfume. Para ella las suyas eran las más hermosas. Jenny había metido los dedos en el claro arroyo y las gotas de agua daban resplandores como si fueran diamantes. Ella pensaba que sus manos eran las más hermosas.

En esos momentos, llegó una muchacha menesterosa que pidió que le dieran una limosna, pero las damas reales apartaron de ella sus vestiduras reales y se alejaron. La mendiga, pasó por una cabaña que se hallaba cerca de allí y una mujer tostada por el sol y con las manos manchadas por el trabajo, le dio pan.

La mendiga, continúa diciendo la leyenda, se transformó en un ángel que apareció en la puerta del
jardín y dijo:

"Las manos más hermosas son aquellas que están dispuestas a bendecir y ayudar a sus semejantes."

Enseñanza.- Ojalá todos tuviéramos manos tan hermosas como la mujer de la cabaña. La verdadera belleza está en el corazón y en las actitudes de las personas.

miércoles, 21 de enero de 2015





El profesor que reto a sus alumnos

Un profesor universitario reto a sus estudiantes con esta pregunta: “Creó Dios todo lo que existe?”. Uno de los estudiantes valientemente respondió “Si, por supuesto” “Dios creó todo cuanto existe?’, preguntó el profesor. “Si señor” contestó el estudiante.

El profesor le contestó: “si Dios creó todo lo que existe, entonces Dios creó la Maldad, y de acuerdo al asunto que nos concierne, y en relación a quienes somos, entonces Dios es Maldad” Los estudiantes se quedaron callados ante tal respuesta. El profesor, muy feliz consigo mismo, en una actitud arrogante, presumió a sus estudiantes que una vez mas había probado que la Fé cristiana era un mito.

Uno de los estudiantes levantó su mano y dijo: “Profesor puedo hacerle una pregunta?”, “Por supuesto”, contestó el profesor. El estudiante se puso de pie y dijo: “Profesor….existe el frío?” “que clase de pregunta es esa?...por supuesto que existe. Alguna vez has tenido frío?”. Se escucharon risas en tono de burla de los demás El joven estudiante dijo: “En realidad señor, el frío no existe….de acuerdo con las leyes de la física lo que consideramos frío es en realidad ausencia de calor. Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, el calor es lo que hace que un cuerpo o cosa tenga o transmita energía.

El cero absoluto ( 0° C) es la total ausencia de calor; todo queda inerte e incapaz de reaccionar a esa temperatura. El frío no existe. Hemos creado esa palabra para describir como nos sentimos si no tenemos calor. El estudiante continuó: “Profesor, existe la oscuridad?”
El profesor respondió: “Por supuesto”

El estudiante le contestó, “Una vez mas está usted equivocado señor, la oscuridad no existe tampoco, La oscuridad es en realidad la ausencia de luz. Nosotros podemos estudiar la Luz pero no la oscuridad. Podemos utilizar el Prisma de newton para separar la luz en varios colores y estudiar múltiples ondas de cada color.

No puedes medir la oscuridad. Un simple rayo de luz puede entrar a un mundo oscuro e iluminarlo. Como puedes saber que tan oscuro es un determinado espacio?, se puede medir la cantidad de luz presente. Es correcto? La oscuridad es un término utilizado por el hombre para describir que pasa cuando no hay presencia de luz.”

Finalmente el joven preguntó al profesor: “Señor, existe la maldad?” Ahora, dudosamente el profesor respondió “por supuesto, como ya lo he dicho anteriormente, lo vemos todos los días, es un diario ejemplo la inhumanidad del hombre para con sus semejantes. Está en la multitud de crímenes y violencia en todas partes del mundo.

Esas manifestaciones no son otra cosa mas que maldad” Ante esto el estudiante le contesta: “la maldad no existe señor, o al menos no existe como si misma. La maldad es simplemente la ausencia de Dios. Es como la oscuridad y la luz, la maldad es una palabra que el hombre ha creado para describir la ausencia de Dios.
Dios no creó la maldad. La maldad no es como la Fé, o el amor que existen al igual que la luz y el calor. La maldad es el resultado de lo que pasa cuando el hombre no tiene presente el amor de Dios en su corazón. Es como el frío que surge cuando no hay calor o la oscuridad cuando no hay luz.”

El profesor tomo asiento, El nombre del estudiante era: Albert Einstein.

viernes, 9 de enero de 2015



Tres flechas


El viejo guerrero Samurai, que en su juventud logró sobrevivir a los embates de diversas guerras entre señoríos, presintió que sus días en este plano de vida se terminarían, y decidió dar lo poco que tenía a sus tres únicos hijos, los cuales también eran samurais, pero de un nivel de pelea muy básico.

Como él presentía que su destino con el TAN TIEN se acercaba decidió que no sería posible enseñar Kenjutsu por completo a sus tres hijos y esto lo puso muy triste pues sin duda después de su partida ellos serían presa fácil de otros guerreros de mayor nivel.

Mientras se preparaba espiritualmente en meditación para su partida, le llegó una visión y una forma de dar el último legado a sus jóvenes hijos.

Mientras hacia un recuento de las posesiones en armas que tenía y al observar las flechas que había forjado años antes como regalo para sus hijos, (las flechas tienen una simbología muy particular para los Japonese pues denotan el vehículo con que se trasladan los deseos y las metas, y su objetivo es no regresar del lugar donde salieron) así comparó los deseos que dejaría como último legado para sus tres hijos.

Días mas tarde convocó a los tres para dar sus bendiciones y para heredarles lo que les correspondiese a cada uno y durante ese momento dijo: "Sé que ustedes seguirán mis pasos como guerreros y se que aún son muy jóvenes e inmaduros en las artes del sable, no obstante que sus técnicas son complementarias y que solo les enseñe a atacar y no a defender, les tengo una herencia mas por darles.

Sepan que en estas flechas esta el secreto para que ustedes puedan ser invencibles a pesar de que solo saben técnicas de ataque."

Los tres muchachos se quedaron sorprendidos, se miraban entre si, pues no sabían como tres flechas habrían de hacerlos invencibles. El anciano se sonrió y les entregó una flecha a cada uno de ellos. Los chicos las miraron y quedaron mas confusos pues las flechas no parecían tener alguna cualidad superior y uno de ellos dijo:

Padre gracias por tu regalo y por entregarnos estas flechas, pero dime ¿Cómo es que esta simple flecha me va hacer invencible?

El anciano le dijo:

Si decides romper esta flecha con tus propias manos seguramente lo lograras sin ningún tipo de problema pero si juntas las tres te será parcialmente imposible romperlas, júntalas de una sola vez e intenta romperlas tan solo con tus manos.

El chico comprobó que su padre tenía razón pues a pesar de que eran simples flechas, estaban hechas de maderas duras y al juntar las tres no se podían romper.

El anciano sonrío de nuevo al ver que ninguno de los tres pudo romper el grupo de flechas y continúo diciéndoles:

Así como el estilo de estas tres flechas es el de solamente atacar su objetivo, el de ustedes es igual, pero pongan atención pues esta es la herencia más importante que les dejaré. Las flechas son indestructibles si se juntan pero si se deja una sola cualquiera podrá romperla, estas flechas representan a sus cualidades y a sus personalidades de combate, de igual manera, para que ustedes sean invencibles, siempre deberán pelear juntos y atacando de una manera definitiva y sin titubear , pues el día que decidan pelear solos será el último: rota una de las flechas las otras son mas fáciles de romper. Esta es la manera de que los tres sean invencibles a pesar de que solo saben ataques y no defensas.

Desde entonces ninguno de los tres hermanos se atrevió a pelear solo y desde ese momento juntos fueron invencibles.