domingo, 24 de noviembre de 2013




Dos Lobos
 
 

Junto al calor de una hoguera, un viejo indio cherokee estaba hablando con su nieto.

Le decía:

- "Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón.

Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador. Está lleno de egoísmo, maldad, avaricia, envidia, rencor...

El otro está lleno de amor, compasión, bondad, sinceridad, esperanza”.

El nieto preguntó:

-"Abuelo, dime, ¿cuál de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón?"

El abuelo contestó:- "Aquel que yo alimente”.

No debemos olvidar que dentro de cada uno de nosotros se suelen encontrar los dos tipos de lobos, ¿quién queremos que gane?
Enseñanza: Cada uno de nosotros seremos el reflejo de nuestros actos, cada día saquemos al mejor de nuestro interior.


 



El Lobo y el Asno
Un lobo fue elegido rey entre sus congéneres y decretó una ley ordenando que lo que cada uno capturase en la caza, lo pusiera en común y lo repartiese por partes iguales entre todos; de esta manera ya no tendrían los lobos que devorarse unos a otros en épocas de hambre.

Pero en eso lo escuchó un asno que estaba por ahí cerca, y moviendo sus orejas le dijo: “Magnífica idea ha brotado de tu corazón, pero ¿por qué has escondido todo tu botín en tu cueva? Llévalo a tu comunidad y repártelo también, como lo has decretado”.

El lobo, descubierto y confundido, derogó su ley.

Si alguna vez llegas a tener poder de legislar, sé el primero en cumplir tus propias leyes.

Enseñanza: No cabe duda de que no podemos efectuar cambios o mostrar un camino a los demás a menos que nosotros mismos estemos dispuestos a dar el ejemplo de cómo hacerlo.





El error más grande
El error más grande lo cometes cuando, por temor a equivocarte, te equivocas dejando de arriesgar en el viaje hacia tus objetivos.

No se equivoca el río cuando, al encontrar una montaña en su camino, retrocede para seguir avanzando hacia el mar; Se equivoca el agua que por temor a equivocarse, se estanca y se pudre en la laguna.

No se equivoca la semilla cuando muere en el surco para hacerse planta; Se equivoca la que por no morir bajo la tierra, renuncia a la vida.

No se equivoca el hombre que ensaya distintos caminos para alcanzar sus metas, se equivoca aquel que por temor a equivocarse no se mueve.

No se equivoca el pájaro que ensayando el primer vuelo cae al suelo, se equivoca aquel que por temor a caerse renuncia a volar permaneciendo en el nido.

Pienso que se equivocan aquellos que no aceptan que ser hombre es buscarse así mismo cada día, sin encontrarse nunca plenamente.

Creo que al final del camino no te premiarán por lo que encuentres

"...SINO POR AQUELLO QUE HAYAS BUSCADO HONESTAMENTE..."

 



La Rosa y el Sapo


Había una vez, una rosa muy bella y se sentía de maravilla; por saber que era la más bella del jardín. Un día comprendió que la gente la miraba solo de lejos y no se acercaba a ella, se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un Sapo grande y oscuro; y era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca.

 Indignada ante lo descubierto le ordeno al sapo que se fuera de inmediato, el sapo muy obediente dijo, está bien si así lo quieres.

 Poco tiempo después el Sapo pasó donde estaba la rosa y se sorprendió al verla totalmente marchitada y sin pétalos, le dijo entonces: Vaya que te ves mal ¿Que te paso?

 La rosa contesto desde que te fuiste las hormigas me han ido comiendo día a día, y nunca pude volver a ser igual y el sapo contesto: Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.

Enseñanza: Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos ó porque simplemente consideramos que no nos sirven para nada.

jueves, 7 de noviembre de 2013



Qué edad tiene la abuela

Una tarde un nieto estaba charlando con su abuela sobre acontecimientos actuales.

Entonces, preguntó qué pensaba la abuela sobre los tiroteos en las escuelas, la edad de la computadora y sobre todo en general.

La abuela respondió:

- Bueno, déjame pensar un minuto, Yo nací antes de la televisión, la penicilina, las vacunas contra la polio, las comidas congeladas, la fotocopiadora "XEROX", los lentes de contacto, la píldora anticonceptiva, y el "Frisbe".

No había radares, tarjetas de crédito, rayos láser o "los patines".

No se había inventado el aire acondicionado, el lavaplatos ni las secadoras, y las prendas se colgaban a secar al aire fresco.

El hombre todavía no había llegado a la Luna y no existían los aviones a reacción para pasajeros.

Tu abuelo y yo nos casamos y después vivimos juntos y en cada familia había un papá y una mamá.

La palabra "gay" era una palabra respetable en inglés que significaba una persona contenta, alegre; no un homosexual, que cariñosamente llamábamos "locas".

De lesbianas, nunca habíamos oído hablar. Y los muchachos no usaban aritos ni se tatuaban el cuerpo.

Era antes de los derechos de los homosexuales, las citas por computadora, dobles carreras universitarias, terapias de grupo, sicólogas, y salitas de atención médica.

Hasta que cumplí veinticinco, llamé a cada policía y a cada hombre, "Señor" y a cada mujer "Señora" o "Señorita".

Cuando no sabía distinguir entre una y otra, y a una mujer madura le decía "Señora", enseguida me corregía ofendida -¡"Seeeñoritaaaa! ¡Y por mis 4 costados"!- (La virginidad no producía cáncer).

Nuestras vidas estaban gobernadas por los 10 Mandamientos, buen juicio y sentido común.

Nos enseñaron a diferenciar entre el bien y el mal y a ser responsables de nuestros actos.

Servir al país era un privilegio, vivir en este país, una gracia especial, aún mayor.

Creíamos que la comida rápida era lo que la gente comía cuando estaba apurada y que la hamburguesa era una mujer de una ciudad alemana.

Tener una relación íntima era llevarse bien con los primos.

Tiempo compartido significaba el que la familia compartía a la noche, no un condominio.

Nunca habíamos oído sobre la música estereofónica, la radio FM, cassettes, CD´s, celulares, máquinas de escribir eléctricas, calculadora, (ni siquiera mecánicas, para no hablar de las portátiles), o el yogurt.

A los relojes se les daba cuerda cada día.

No existía nada digital, ni los relojes ni los indicadores con numeritos luminosos en los artefactos del hogar ni en las máquinas.

Hablando de máquinas, no existían los cajeros automáticos, los "icemakers" en las heladeras, los radio relojes despertadores, ni los hornos microondas.

Para no hablar de los video casettes ni las filmadoras de video...

Escuchábamos las grandes orquestas, a Benny Goodman, Pérez Prado, Javier Cugat y Ray Coniff, y al presidente en la radio.

No recuerdo a nadie volándose las orejas con música de Madonna, por ejemplo.

Si en algo decía "Made in Japan" se lo consideraba una porquería.

No existía "Made in Korea" ni "Made in Taiwan".

No se había oído de "Pizza Hut", "Mc Donald´s" o el café instantáneo, ni de los endulzantes artificiales.

No existían los alimentos "light" y se comía mejor y más rico.

Había tiendas de 5 y 10 centavos, donde realmente se compraban cosas por 5 y 10 centavos.

Los helados, llamadas telefónicas, pasajes de ómnibus y la "Pepsi" todos costaban 10 centavos.

Se podía comprar un Chevrolet Coupé nuevo por 600 dólares (pero quién los tenía?).

En mi tiempo, hierba era algo que se cortaba y no se fumaba, coca era una gaseosa, y la música de rock la que hacía la mecedora de la abuela.

Chip significaba un pedazo de madera, hardware era la ferretería y el software no existía.

Fuimos la última generación que creyó que una señora necesitaba un marido para tener un hijo.

Nos asombra que ahora nos llamen viejos y confundidos y digan que hay un vacío generacional...”

¿Cuántos años crees que tengo?

- ¿¿¿Más de cien??? Preguntó el nieto...

No. Solamente cincuenta y seis...

Enseñanza: En los últimos cincuenta años habido una revolución tecnológica sorprendente, pero esto también a traído consigo grandes cambios en las conductas de las personas. Por eso es necesario inculcar valores a nuestros hijos.


El cultivo de Arroz

El discípulo cuidaba el cultivo de arroz pendiente que nunca le faltase el agua. Ese año, el arroz creció fuerte y la cosecha fue buena.

El segundo año, tuvo la idea de añadir un poco de fertilizante. El arroz creció rápidamente y la cosecha fue mayor.

Al tercer año, aumentó la cantidad de fertilizante. La cosecha fue mayor aún, pero el arroz nació pequeño y sin brillo.

Inquieto, el discípulo le preguntó al maestro que había ocurrido.

El maestro respondió: Si sigues aumentando la cantidad de abono, no cosecharás nada de valor el próximo año...

Fortaleces a alguien cuando lo apoyas, pero lo debilitas si lo ayudas demasiado.

Enseñanza: Es más fácil dar que enseñar a conseguirlo y Es más sencillo ganar la aprobación a corto plazo, que esperar con paciencia la verdadera cosecha.

domingo, 3 de noviembre de 2013


VIVE EL PRESENTE

Una tarde, estaba con un amigo y él abrió el cajón de la cómoda de su esposa y levantó un paquete envuelto en papel de seda. Esto - dijo - no es un simple paquete, es lencería. Tiró el papel que lo envolvía y observó la exquisita seda y el encaje
Ella compró esto, la primera vez que fuimos a Nueva York hace 8 o 9 años Nunca lo uso, lo estaba guardando para una ocasión especial.
Bueno, creo que esta es la ocasión. Se acercó a la cama y colocó la prenda junto con las demás ropas que iba a llevar a la funeraria. 

Su esposa acababa de morir. Volviéndose hacia mí, dijo: No guardes nada para una ocasión especial, cada día que vives es una ocasión especial.

Todavía estoy pensando en esas palabras que han cambiado mi vida.
Ahora estoy leyendo más y limpiando menos. Me siento en la terraza
y admiro la vista sin fijarme en las malas hierbas del jardín. Paso más tiempo con mi familia y amigos y menos tiempo en el trabajo. He comprendido que la vida debe ser un patrón de experiencias para disfrutar, no para sobrevivir.

Ya no guardo nada. Uso mis copas de cristal todos los días. Me pongo mi saco nuevo para ir al supermercado si así lo decido y me da la gana. Ya no guardo mi mejor perfume para fiestas especiales, lo uso cada vez que me provoca hacerlo.

Las frases "algún día" y "uno de estos días" están desapareciendo de mi vocabulario. Si vale la pena verlo, escucharlo o hacerlo, quiero verlo, escucharlo o hacerlo ahora. No estoy seguro de lo que habría hecho la esposa de mi amigo si hubiera sabido que no estaría aquí para el mañana que todos tomamos tan a la ligera. Creo que hubiera llamado a sus familiares y amigos cercanos. A lo mejor hubiera llamado a algunos antiguos amigos para disculparse y hacer las paces por posibles enojos del pasado. Me gusta pensar que hubiera ido a comer comida china: su favorita. Son esas pequeñas cosas dejadas sin hacer las que me hacían enojar si supiera que mis horas están limitadas.

Estaría enojado porque deje de ver a buenos amigos con quienes me iba a poner en contacto algún día. Enojado porque no escribí ciertas cartas
que pensaba escribir uno de estos días. Enojado y triste porque no les dije a mis hermanos y a mis hijos con suficiente frecuencia cuanto los amo.

Ahora trato de no retardar, detener o guardar nada que agregara risa
y alegría a nuestras vidas. Y cada mañana me digo a mí mismo que este día es tan especial, cada día, cada hora, cada minuto, es especial.

Valora lo que tienes, antes que se demasiado tarde

Dos amigas se encontraban tomando un café
y una le comenta en tono de queja a la otra:
Mi mama me llama mucho por teléfono para pedirme
que vaya a platicar con ella.
Yo voy poco y en ocasiones siento que me molesta su forma de ser.

Ya sabes como son los viejos:
Cuentan las mismas cosas una y otra vez.
Además, nunca me faltan compromisos:
que el trabajo, que mi novio, que los amigos...
Yo en cambio - le dijo su compañera -
platico mucho con mi mama. Cada vez que estoy triste
voy con ella; cuando me siento sola,
cuando tengo un problema y necesito fortaleza,
acudo a ella y me siento mejor. ¡Caramba¡ - se apeno la otra
Eres mejor que yo.

No lo creas, soy igual que tu - respondió la amiga con tristeza,
visito a mi mama en el cementerio.
Murió hace tiempo, pero mientras estuvo conmigo,
tampoco yo iba a platicar con ella y pensaba lo mismo que tu.
No sabes cuanta falta me hace su presencia,
cuanto la echo de menos y cuanto la busco ahora que ha partido.
Si de algo te sirve mi experiencia,
platica con tu mama hoy que todavía la tienes,
valora su presencia resaltando sus virtudes que seguro las tiene
y trata de hacer a un lado sus errores que de una forma
u otra ya forman parte de su ser.
No esperes a que este en un panteón,
porque ahí la reflexión duele hasta el fondo del alma,
porque entiendes que ya nunca podrás hacer lo que dejaste pendiente,
será un hueco que nunca podrás llenar,
no permitas que te pase lo que me paso a mi.

En el automóvil,
iba pensando la muchacha en las palabras de su amiga.
Cuando llego a la oficina, dijo a su secretaria:
Comuníqueme por favor con mi mamá,
no me pase mas llamadas
y también modifique mi agenda
porque es muy probable que este día, se lo dedique a ella!!

¿Tú crees que esto solo se refiere a los padres?

Desafortunadamente no,
Siempre estamos devaluando el cariño
o la amistad que otras personas nos ofrecen
y en ocasiones lo perdemos miserablemente
porque no sabíamos cuán importante era,
hasta que ya no están a nuestro lado.

Un Vaso de leche

Un día, un muchacho pobre que vendía mercancías de puerta en puerta para pagar su escuela, encontró que sólo le quedaba una simple moneda de diez centavos, y tenía hambre. Decidió que pediría comida en la próxima casa.

Sin embargo, sus nervios lo traicionaron cuando una encantadora mujer joven le abrió la puerta. En lugar de comida pidió un vaso de agua.

Ella pensó que el joven aparecía hambriento así que le trajo un gran vaso de leche. Él lo bebió despacio, y entonces le preguntó, ¿Cuánto le debo? "No me debes nada," contestó ella. "Mi madre siempre nos ha enseñado a nunca aceptar pago por una caridad". Él dijo "Entonces, te lo agradezco de todo corazón."

Cuando Howard Kelly se fue de la casa, no sólo se sintió físicamente más fuerte, sino que también su fe en Dios y en los hombres era más fuerte.

Él había estado listo a rendirse y dejar todo. Años después esa joven mujer
enfermó gravemente. Los doctores locales estaban confundidos. Finalmente la
enviaron a la gran ciudad, donde llamaron al especialista para estudiar su rara
enfermedad.

Llamaron al Dr. Howard Kelly para consultarle. Cuando oyó el nombre del pueblo
de donde ella vino, una extraña luz llenó sus ojos. Inmediatamente subió del
vestíbulo del hospital a su cuarto. Vestido con su bata de doctor entró a verla. La reconoció enseguida. Regresó al cuarto de observación determinado a hacer lo mejor para salvar su vida.

Desde ese día prestó atención especial al caso.

Después de una larga lucha, ganó la batalla. El Dr. Kelly pidió a la oficina de administración del hospital que le enviaran la factura total de los gastos. Él lo pago y entonces escribió algo en el borde y lo envió la factura al cuarto de la paciente. Ella temía abrirla, porque sabía que le tomaría el resto de su vida para pagar todos los gastos. Finalmente la abrió, y algo llamo su atención:

En el borde de la factura leyó estas palabras..... "Pagado por completo hace
muchos años con un vaso de leche - (firmado) Dr. Howard Kelly".

Lágrimas de alegría inundaron sus ojos y su feliz corazón oró así:

"Gracias, Dios porque Tu amor se ha manifestado en las manos y los corazones
humanos."

Enseñanza: Las cosas nunca pasan por casualidad siempre tienen un porque, Por ello si hoy tienes la oportunidad de hacer algo por tu semejante hazlo desinteresadamente porque el tiempo te puede dar una gran sorpresa.



Carrera emotiva

Hace algunos años, en las olimpiadas para personas con discapacidad de Seattle, también llamadas “Olimpiadas especiales”, nueve participantes, todos con deficiencia mental, se alinearon para la salida de la carrera de los cien metros planos. A la señal, todos partieron, no exactamente disparados, pero con deseos de dar lo mejor de sí, terminar la carrera y ganar el premio.

Todos, excepto un muchacho, que tropezó en el piso, cayó y rodando comenzó a llorar. Los otros ocho escucharon el llanto, disminuyeron el paso y miraron hacia atrás. Vieron al muchacho en el suelo, se detuvieron y regresaron: TODOS. Una de las muchachas, con síndrome de Down, se arrodilló, le dio un beso y le dijo: “Listo, ahora vas a ganar”.

Y todos, los nueve competidores entrelazaron los brazos y caminaron juntos hasta la línea de llegada. El estadio entero se puso de pie y en ese momento no había un solo par de ojos secos. Los aplausos duraron largos minutos, las personas que estaban allí aquél día, repiten y repiten esa historia hasta hoy. Porque en el fondo, todos sabemos que lo que importa en esta vida, más que ganar, es ayudar a los demás para vencer, aunque ello signifique disminuir el paso y cambiar el rumbo. Porque el verdadero sentido de esta vida no es que cada uno de nosotros gane en forma individual sino que: TODOS JUNTOS GANEMOS.


Un joven y exitoso ejecutivo

Un día un Joven Paseaba a toda velocidad sin ninguna precaución, en su nuevo auto deportivo. De repente, sintió un estruendoso golpe en la puerta, se detuvo y, al bajarse, vio que un ladrillo había estropeado su lujoso auto. Vio a un chiquillo y lo agarro por los brazos y empujándolo hacia su auto le gritó: Es...

Paseaba a toda velocidad sin ninguna precaución, en su nuevo auto deportivo. De repente, sintió un estruendoso golpe en la puerta, se detuvo y, al bajarse, vio que un ladrillo había estropeado su lujoso auto. Vio a un chiquillo y lo agarro por los brazos y empujándolo hacia su auto le gritó: Es un auto nuevo y ese ladrillo que lanzaste va a costarte muy caro. ¿Por qué hiciste eso? Lo siento mucho señor. "Le lance el ladrillo porque nadie se detenía".

"Es mi hermano, se descarriló su silla de ruedas, se cayó al suelo y no puedo levantarlo". ¿Puede usted, por favor, ayudarme a sentarlo en su silla? Está golpeado y pesa mucho para mí sólito. El ejecutivo se tragó el grueso nudo que se le formó en su garganta. Emocionado por lo que acababa de pasar, levantó al joven del suelo, lo sentó nuevamente en su silla y sacó su pañuelo de seda para limpiar un poco las cortaduras del hermano de aquel chiquillo tan especial.

Luego de verificar que se encontraba bien, miró al chiquillo, y este le dio las gracias con una gran sonrisa indescriptible. "Dios lo bendiga señor, y muchas gracias", le dijo. El hombre vio como se alejaba el chiquillo empujando trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermano.

El ejecutivo no reparo la puerta del auto, manteniendo la hendidura que le hizo el ladrillazo, para recordarle que no debe ir por la vida tan distraído y tan deprisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que preste atención.





Sincero, Leal y Valiente

En un pueblo lejano, el rey convocó a todos los jóvenes a una audiencia privada con él, en dónde les daría un importante mensaje.

Muchos jóvenes asistieron y el rey les dijo:
- Os voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros.
- Al cabo de 6 meses deberán traerme en una maceta la planta que haya crecido.
- El que tenga la planta más bella ganará la mano de mi hija, y por ende el reino.

Así se hizo, pero un joven plantó su semilla y ésta no germino a pesar de haberle dado todos los días los cuidados necesarios; mientras tanto, todos los demás jóvenes del reino no paraban de hablar y mostrar las hermosas plantas y flores que habían sembrado en sus macetas.

Llegaron los seis meses y todos los jóvenes desfilaban hacia el castillo con hermosísimas y exóticas plantas. El joven estaba demasiado triste pues su semilla nunca germinó, ni siquiera quería ir al palacio, pero razonó que debía ir, pues era un participante y debía estar allí.

Con la cabeza baja y muy avergonzado, se condujo hacia el palacio, con su maceta vacía. Todos los jóvenes hablaban de sus plantas, y al ver a nuestro amigo soltaron carcajada y burla; en ese momento el alboroto fue interrumpido por el ingreso del rey, todos hicieron su respectiva reverencia mientras el rey se paseaba entre todas las macetas admirando las plantas.

Finalizada la inspección hizo llamar a su hija, y llamó de entre todos al joven que llevó su maceta vacía; atónita, todos esperaban la explicación de aquella acción.

El rey dijo entonces:
- Este es el nuevo heredero del trono y se casará con mi hija.
- A todos ustedes se les dio una semilla infértil.
- Todos trataron de engañarme plantando otras plantas.
- Pero este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincero, real y valiente, cualidades que un futuro rey debe tener y que mi hija merece.

Enseñanza: Decir la verdad es una cualidad que muy pocos se atreven a cultivar, ser sincero, leal y valiente como esta historia no hará tener presente la próxima vez, para no perder oportunidades que la vida nos presenta.

RATONERA

Un ratón vivía en una granja. Un día, mirando por un agujero de la pared, vio a un hombre entregando un paquete y una mujer abriendo ese paquete. Rápidamente pensó:

- ¿Qué tipo de comida podría haber allí?

Se imaginó un sabroso queso. Se le hacía agua la boca de pensar que era de sus preferidos.

Quedo aterrorizado, cuando descubrió que era una ratonera. Fue al patio de la casa a advertir a todos:

- ¡Hay una ratonera en la casa, una ratonera!.

La gallina que estaba buscando sus lombrices en la tierra, cacareó y le dijo:

- Discúlpeme Sr. ratón
- Entiendo que sea un gran problema para usted...
- .. Pero a mí no me perjudica en nada, ni me molesta!

Y el ratón se entristeció.

El ratón siguió corriendo buscando ayuda. Llegó hasta el cordero y le dijo:

- ¡Hay una ratonera en la casa!
- ¡Discúlpeme, Sr. ratón
- No veo nada qué pueda hacer, yo como pasto.
- Quédese tranquilo, usted está en mis oraciones!.

El ratón se fue hasta donde estaban las vacas, y le dijeron:

- ¿Qué nos dice Sr. ratón, una ratonera?
- ¿Estamos en peligro por casualidad nosotras?
- ¡Creo que no!

Entonces el ratón se volvió a la casa, cabizbajo y abatido, para encarar solo la ratonera …

Aquella misma noche se escuchó un ruido. Como el de una ratonera agarrando a su víctima. La mujer del granjero corrió a ver qué había en la ratonera. Pero, en la oscuridad, no vio que la trampa había agarrado la cola de una víbora venenosa. La víbora la mordió. El granjero la llevó corriendo al hospital.

La mujer volvió con fiebre. Nada mejor que un buen caldo de gallina. El hombre entonces tomó el cuchillo y fue a buscar al principal ingrediente: la gallina. Como la enfermedad de la mujer continuaba, amigos y vecinos vinieron a verla. Para alimentarlos, hubo que matar al cordero. Pero la mujer no resistió, y acabo falleciendo.

Muchas personas vinieron al funeral. El pobre hombre, muy triste y agradecido por la solidaridad, resolvió matar a las vacas para darle de comer a todos.

¿Os habéis dado cuenta de quien se salvó?

Moraleja: La próxima vez que oigas decir que alguien está enfrentando un problema, ayúdale. No creas que a ti no te afecta. Cuando uno corre peligro, todos corremos peligro.



OASIS



A un oasis llega un joven, toma agua, se asea y pregunta a un anciano que se encuentra descansando:

- ¿Qué clase de personas viven aquí?

El anciano le pregunta:.

- ¿Qué clase de gente había en el lugar de donde tu vienes?
- Un montón de gente egoísta y mal intencionada replicó el joven.
- Estoy encantado de haberme ido de allí.

A lo cual el anciano comento:
- Lo mismo habrá de encontrar aquí.

Ese mismo día otro joven se acercó a beber agua al oasis y viendo al anciano preguntó:

- ¿Qué clase de personas viven en este lugar?

El viejo respondió con la misma pregunta: .

- ¿Qué clase de personas viven en el lugar de donde tu vienes?
- Un magnifico grupo de personas, honestas, amigables, hospitalarias, me duele mucho haberlos dejado.
- Lo mismo encontrarás aquí, – respondió el anciano.

Un hombre que había escuchado ambas conversaciones le preguntó al viejo:

- ¿Cómo es posible dar dos respuestas tan diferentes a la misma pregunta?

A lo cual el viejo contestó:

- Cada uno de nosotros solo puede ver lo que lleva en su corazón.
- Aquel que no encuentra nada bueno en los lugares donde estuvo no podrá encontrar otra cosa aquí ni en ninguna otra parte.

Moraleja: Si te sientes dolorido por alguna causa externa; no es eso lo que te perturba. Si no tu propio juicio sobre ella.




Mirar el espejo

Un hombre que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en evaluación de arte.

Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron las gafas en su casa y no podía ver los cuadros con claridad, pero eso no lo detuvo de ventilar sus fuertes opiniones.

Tan pronto entraron a la galería, comenzó a criticar las diferentes pinturas. Al detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo. Con aire de superioridad dijo:

- El marco es completamente inadecuado para el cuadro.
- El hombre está vestido en una forma muy ordinaria y andrajosa.
- En realidad, el artista cometió un error imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato.
- Es una falta de respeto.

El hombre siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él entre la multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja:

- Querido, – ¡estás mirando un espejo!

Enseñanza: reaccionamos con fuerza ante las faltas de los demás siendo estas faltas las mismas que nos cuestan reconocer y admitir en nosotros mismos. Debemos mirarnos en el espejo más a menudo, tal como el hombre en este cuento)



LA MONTAÑA DONDE SE ABANDONABAN A LOS ANCIANOS

Había una vez, hace mucho, mucho tiempo, una pequeña región montañosa donde tenían la costumbre de abandonar a los ancianos al pie de un monte lejano. Creían que cuando cumplían los sesenta años dejaban de ser útiles, por lo que no podían preocuparse más de ellos.

En una pequeña casa de un pueblecito perdido, había un campesino que acababa de cumplir los sesenta años. Durante todos estos años había cuidado la tierra, se había casado y había tenido un hijo. Después de enviudar, su hijo se casó, dándole dos preciosos nietos. A su hijo le dio mucha pena, pero no podía desobedecer las estrictas órdenes que le había dado su señor. Así que se acercó a su padre y le dijo: Padre, lo siento mucho, pero el señor de estas tierras nos ha ordenado que debemos llevar a la montaña a todos los mayores de sesenta años.

- Tranquilo, hijo, lo entiendo. Debes hacer lo que el señor diga, - contestó el anciano lleno de tristeza. Así que el joven cargó al viejo en la espalda, ya que a su padre le era difícil caminar por el bosque, e inició el viaje hacia las montañas. Mientras iban caminando, el joven se fijó que su padre dejaba caer pequeñas ramas que iba rompiendo. El joven creyó que quería marcar el camino para poder volver a casa, pero cuando le preguntó, el anciano le dijo:

- No lo estoy haciendo por mí, hijo. Pero vamos a un lugar lejano y escondido, y no me gustaría que te perdieras, y no pudieras volver a tu casa. Así que pensé que si iba dejando ramitas por el camino, seguro que no te perderías. Al oír estas palabras, el joven se emocionó con la generosidad de su padre. Pero continuó caminando, porque no podía desobedecer al señor de esas tierras.

Cuando finalmente llegaron al pie de la montaña, el hijo, con el corazón hecho pedazos, dejó allí a su padre. Para volver decidió utilizar otra ruta, pero ya era noche y no conseguía encontrar el camino de vuelta. Así que retrocedió sobre sus pasos, y cuando llegó junto a su padre le rogó que le indicara por dónde tenía que ir. Así que volvió a cargar a su padre en la espalda y, siguiendo las indicaciones del anciano, empezó a cruzar el bosque por el que habían venido.

Gracias a las ramitas rotas que el viejo había dejado por el camino, pudieron llegar a su casa. Toda la familia se puso muy contenta, cuando vieron de nuevo al anciano. Entonces, el joven decidió esconderlo debajo de los tablones del suelo de su cabaña para que nadie lo viera, y no lo obligaran a llevárselo otra vez.

El señor del país, que era bastante caprichoso, a veces pedía a sus súbditos que hicieran cosas muy difíciles. Un día, reunió a todos los campesinos del pueblo y les dijo:
- Quiero que cada uno me traiga una cuerda tejida con ceniza.
Todos los campesinos se quedaron muy preocupados. ¿Cómo podían tejer una cuerda con ceniza? ¡Era imposible! El joven campesino volvió a su casa y le pidió consejo a su padre, que continuaba escondido bajo los tablones.

- Mira -le explicó el anciano-, lo que tienes que hacer es trenzar una cuerda apretando mucho los hilos. Luego debes quemarla hasta que sólo queden cenizas. El joven hizo lo que su padre le había aconsejado, y llevó la cuerda de ceniza a su señor. Nadie más había conseguido cumplir con la difícil tarea. Así que el joven campesino recibió muchas felicitaciones y alabanzas de su señor.

Otro día, el señor volvió a convocar a los hombres de la aldea. Esta vez les ordenó a todos llevarle una concha atravesada por un hilo. El joven campesino se volvió a desesperar. ¡No sabía cómo se podía atravesar una concha! Así que, cuando llegó a casa, volvió a preguntar a su padre lo que debía hacer, y éste le contestó:

- Coge una concha y orienta su punta hacia la luz- explicó el anciano-. Después coge un hilo y engánchale un grano de arroz. Entonces dale el grano de arroz a una hormiga y haz que camine sobre la superficie de la concha. Así conseguirás que el hilo pase de un lado al otro de la concha.

El hijo siguió las instrucciones de su padre, y así pudo llevar la concha ante el señor de esas tierras. El señor se quedó muy impresionado: - Estoy orgulloso de tener gente tan inteligente como tú en mis tierras. ¿Cómo es que eres tan sabio? - le preguntó el señor. El joven decidió contarle toda la verdad: - Señor, debo ser sincero. Yo debería haber abandonado a mi padre porque ya era mayor, pero me dio pena y no lo hice.

Las tareas que nos encomendó eran tan difíciles que sólo se me ocurrió preguntar a mi padre. Él me explicó cómo debía hacerlo, y yo le he traído los resultados. Cuando el señor escuchó toda la historia, se quedó impresionado y se dio cuenta de la sabiduría de las personas mayores. Por eso se levantó y dijo:

- Este campesino y su padre me han demostrado el valor de las personas mayores. Debemos tenerles respeto, y por eso, a partir de ahora ningún anciano deberá ser abandonado.

Y a partir de entonces, los ancianos del pueblo continuaron viviendo con sus familias aunque cumplieran sesenta años, ayudándolos con la sabiduría que habían acumulado a lo largo de toda su vida.




La Mamá más mala del mundo

Yo tuve la mamá más mala de todo el mundo. Mientras que los niños no tenían que desayunar, yo tenía que comer cereal, huevos y pan tostado.

Cuando los demás tomaban refrescos gaseosos y dulces para el almuerzo, yo tenía que comer emparedado.

Mi madre siempre insistía en saber dónde estábamos. Parecía que estábamos encarcelados. Tenía que saber quiénes eran nuestros amigos.

Insistía en que si decíamos que íbamos a tardar una hora, solamente nos tardaríamos una hora.


Me da vergüenza admitirlo, pero hasta tuvo el descaro de romper la ley contra el trabajo de los niños menores. Hizo que laváramos trastes, tendiéramos camas, y aprendiéramos a cocinar y muchas cosas igualmente crueles.

Creo que se quedaba despierta en la noche pensando en las cosas que podría obligarnos a hacer. Siempre insistía en que dijéramos la verdad y solo la verdad.

Para cuando llegamos a la adolescencia ya fue más sabia, y nuestras vidas se hicieron aún más miserables, se volvió posesiva.

Nadie podía tocar el claxon para que saliéramos corriendo. Nos avergonzaba hasta el extremo, obligando a nuestros amigos a llegar a la puerta para preguntar por nosotros.

Mi madre fue un completo fracaso. Ninguno de nosotros ha sido arrestado. Cada uno de mis hermanos ha servido a su patria, y” ¿A QUIEN DEBEMOS CULPAR DE NUESTRO TERRIBLE FUTURO? Tienen razón, a nuestra madre.

Vean de todo lo que nos hemos perdido. Nunca hemos podido participar en una demostración y actos violentos y miles de cosas más que hicieron nuestros amigos.

Ello nos hizo convertirnos en adultos educados y honestos. Usando esto como ejemplo, estoy tratando de educar a mis hijos de la misma manera.

Verán doy gracias a Dios por haberme dado “LA MAMÁ MÁS MALA DEL MUNDO”.





La maleta del hombre muerto


Un hombre murió. Al darse cuenta vio que se acercaba Dios y que llevaba una maleta consigo. Y Dios le dijo:

-Hijo es hora de irnos. El hombre asombrado preguntó:

-¿Ya? ¿Tan pronto? Tenía muchos planes....

-Lo siento pero es el momento de tu partida.

-¿Que traes en la maleta?

-preguntó el hombre-. Y Dios le respondió:

-Tus pertenencias...

-¿Mis pertenencias? ¿Traes mis cosas, mi ropa, mi dinero? Dios le respondió:

-Eso nunca te perteneció, eran de la tierra. -¿Traes mis recuerdos?

-Esos nunca te pertenecieron, eran del tiempo.

-¿Traes mis talentos? -Esos no te pertenecieron, eran de las circunstancias.

-¿Traes a mis amigos, a mis familiares? -Lo siento, ellos nunca te pertenecieron, eran del camino.

-¿Traes a mi mujer y a mis hijos?

-Ellos nunca te pertenecieron, eran de tu corazón.

-¿Traes mi cuerpo?

-Nunca te perteneció, ese era del polvo.

-Entonces, ¿traes mi alma?

-No. Esa es mía. Entonces el hombre lleno de miedo, le arrebató a Dios la maleta y al abrirla se dio cuenta que estaba vacía. Con una lágrima de desamparo brotando de sus ojos, el hombre dijo:

-¿Nunca tuve nada?

-Así es, cada uno de los momentos que viviste fueron sólo tuyos. La vida es sólo un momento. Un momento sólo tuyo. Por eso, mientras estés a tiempo disfrútalo en su totalidad. Que nada de lo que crees que te pertenece te detenga. Vive el ahora, vive tu vida y no te olvides de ser feliz, es lo único que realmente vale la pena. Las cosas materiales y todo lo demás por lo que luchaste, se quedan aquí. Valora a quienes te valoran, no pierdas el tiempo con alguien que no tiene tiempo para ti.



La maestra Silvia




Su nombre es Silvia, maestra de 5º grado de primaria, el primer día de clase lo inició diciendo a los niños una mentira. Ella miró a sus alumnos y les dijo: Los quiero a todos por igual. Pero ahí en la primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba Carlitos.

Silvia había observado a Carlitos desde el año anterior, había notado que era diferente a los demás niños, no jugaba, su ropa estaba siempre descuidada y por su aspecto necesitaba darse un buen baño. Carlitos comenzó a ser desagradable, la maestra comenzó a marginarlo y al más pequeño error en sus tareas, sin contemplación lo corregía. En la escuela había una norma. Los maestros debían revisar el historial de cada uno de sus alumnos, pero Silvia dejó el expediente de Carlitos para el final.

Cuando lo revisó, se llevó una gran sorpresa. La maestra de primer grado había escrito: Carlitos, es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de manera eficiente y tiene muy buenos modales, es un placer tenerlo en clase. Su maestra de segundo grado escribió: Carlitos, es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se le nota preocupado y triste por la grave enfermedad que está sufriendo su madre. Creo que debe ser muy difícil, para un niño de su edad.

La maestra de tercer grado escribió: Su madre ha muerto, ha sido muy duro para él, se esfuerza en hacer lo mejor, pero su padre no muestra mucho interés, considero que se deberían tomar ciertas medidas para que no afecte al desarrollo del niño y a su carácter.

Su profesora de cuarto grado escribió: Carlitos se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones se duerme en clase. Al leer el expediente de Carlitos, Silvia se dio cuenta del mal que estaba haciendo al marginar y no tratar con amor a un niño con un problema tan grave y se sentía apenada y arrepentida por su actitud.

Pasó poco tiempo y muy pronto llegaría el día del maestro. Los alumnos, como de costumbre, le trajeron sus regalos, envueltos en fino papel y grandes lazos, excepto el de Carlitos. Su regalo estaba dentro de una bolsa de papel. A Silvia le dio pánico abrir ese regalo en medio de los otros niños, algunos se podían reír y otros se burlarían. Pero no tuvo más remedio que hacerlo. Dentro de la bolsa había un viejo brazalete y un frasco de perfume usado. Los niños empezaron a burlarse, pero ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era aquel brazalete mientras se lo probaba y lo mucho que le gustaba el perfume, mientras se ponía un poco de perfume en la mejilla. Carlitos se sorprendió de la actitud de la maestra y se quedó hasta que todos se hubieran ido para decirle: Silvia, en el día de hoy usted es como mi mamá.

Desde ese día, ella dedicó tiempo y amor a ese niño, que un tiempo atrás había dejado de lado. Cuando llegó el final del curso escolar, Carlitos se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase. Por eso Silvia estaba emocionada y muy contenta…porque Carlitos se había convertido en su alumno más querido y preferido.

Un año después, ella recibió una carta de Carlitos, diciéndole que había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida. Cinco años después recibió otra carta, diciéndole que había terminado sus estudios secundarios y que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida. Cuatro años después, recibió otra carta que decía que a pesar de que en ocasiones las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la escuela y pronto se graduaría con los más altos honores.

Volvió a repetirle a Silvia que seguía siendo la mejor maestra que había tenido y que la admiraba.

Cuatro años después recibió otra carta, en esta ocasión le contaba que había terminado sus estudios en la Facultad de Derecho y continuaba la carta diciendo las mismas palabras que las anteriores, que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido y su favorita. Pero más adelante en la carta le contaba que su padre había fallecido y también que iba a casarse.

Le preguntó si le gustaría ocupar en su boda el lugar que normalmente es reservado para la madre del novio y Silvia aceptó. El día de la boda, se presentó vestida como una reina, con el viejo brazalete en su muñeca y perfumada con el recuerdo que conservaba, desde aquella ocasión. Carlitos emocionado la abrazó, le dio un beso y le susurró al oído: Gracias Silvia por creer en mí, gracias por haberme hecho sentir la diferencia y por ayudarme en el momento más difícil de mi vida.

Silvia con lágrimas en los ojos, le dijo: Te equivocas, tú fuiste el que me enseñó a mí, yo puedo hacer la diferencia. Aprendí a ser verdaderamente una maestra, cuando te conocí.

Recuerda que a donde quiera que vayas y hagas lo que hagas, tendrás la oportunidad de tocar y/o cambiar con tus actitudes los sentimientos de alguien. Trata de hacerlo de una forma positiva.
“Los Ángeles son los que levantan nuestros pies de la tierra, cuando nuestras alas han olvidado cómo volar”



La historia del bambú japonés

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece, por favor!

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. 

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento, que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.

Y esto puede ser extremadamente frustrante.

En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que "en tanto no bajemos los brazos" ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo, dentro nuestro…

Estamos creciendo, madurando.

MENSAJE: Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.

Si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá sólo estés echando raíces...








La herramienta más cara

Cierta vez se corrió la voz que el diablo se retiraba de los negocios y vendía sus herramientas al mejor postor.
En la noche de la venta, estaban todas las herramientas dispuestas en forma que llamaran la atención, y por cierto eran un lote siniestro: odio, celos, envidia, malicia, engaño... además de todos los implementos del mal.
Pero un tanto apartado del resto, había un instrumento de forma inofensiva, muy gastado, como si hubiese sido usado muchísimas veces y cuyo precio, sin embargo, era el más alto de todos.

Alguien le preguntó al diablo cuál era el nombre de la herramienta. "Desaliento" fue la respuesta.

"¿Por qué su precio es tan alto?" le preguntaron.
"Porque ese instrumento" -respondió el diablo- "me es más útil que cualquier otro; puedo entrar en la conciencia de un ser humano cuando todos los demás me fallan, y una vez adentro, por medio del desaliento, puedo hacer de esa persona lo que se me antoja. Está muy gastado porque lo usó casi con todo el mundo, y como muy pocas personas saben que me pertenece, puedo abusar de él..."

El precio de desaliento era tan, pero tan alto que aún sigue siendo propiedad del diablo...

El desaliento es uno de los estados de ánimo contra el cual es indispensable fortalecerse. Nos desalentamos con la situación económica, con nuestro trabajo, con nuestra familia, con la necesidad de cambio, con los grupos de amigos, con el engaño, con la mentira, con el desamor...

Debemos mantenernos alertas contra el desaliento. Pero si hay un tropezón o una caída no hay que entregarse.

Reflexión: Después de cada día debemos empezar otra vez hacia un punto más alto.



La forma de decir las cosas

Una sabia y conocida anécdota árabe dice que en una ocasión, un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó a llamar a un Adivino para que interpretase su sueño.

- ¡Qué desgracia, Mi Señor! - exclamó el Adivino - Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.

- ¡Qué insolencia! - gritó el Sultán enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡¡¡Fuera de aquí!!!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.

Más tarde ordenó que le trajesen a otro Adivino y le contó lo que había soñado.

Éste, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

-¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada... ¡El sueño significa que sobreviviréis a todos vuestros parientes!

Se ilumino el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó le dieran cien monedas de oro.

Cuando éste salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:

-No es posible!, la interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Adivino. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro...

-Recuerda bien, amigo mío- respondió el segundo Adivino -que todo depende de la forma en el decir... uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender el arte de comunicarse.

De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra.

Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, más la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca, en algunos casos, grandes problemas.

La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado.


La cosa más bella de todo
 El cuento de hoy no es en términos exactos “un cuento”, sino son unas afirmaciones que invitan a la reflexión. ¡Disfrútenlo!
¿El día más bello?
Hoy
¿El obstáculo más grande?
El miedo
¿La raíz de todos los males?
El egoísmo
¿La peor derrota?
El desaliento
¿La primera necesidad?
Comunicarse
¿El misterio más grande?
La muerte
¿La persona más peligrosa?
La mentirosa
¿El regalo más bello?
El perdón
¿La ruta más rápida?
El camino correcto
¿El resguardo más eficaz?
La sonrisa
¿La mayor satisfacción?
El deber cumplido
¿Las personas más necesitadas?
Los padres
¿La cosa más fácil?
Equivocarse
¿El error mayor?
Abandonarse
¿La distracción más bella?
El trabajo
¿Los mejores profesores?
Los niños
¿Lo que más hace feliz?
Ser útil a los demás
¿El peor defecto?
El malhumor
¿El sentimiento más ruin?
El rencor
¿Lo más imprescindible?
El hogar
¿La sensación más grata?
La paz interior
¿El mejor remedio?
El optimismo
¿La fuerza más potente del mundo?
La fe
¿La cosa más bella de todo?
El Amor




“Un helado de chocolate”

Un día, un niño se compró un helado de chocolate. Cuando iba a destaparlo, se acordó de que a su hermano mayor le encantaba el chocolate. Fue a casa, lo guardó en la nevera y le dijo a su hermano que había comprado su helado preferido. Éste se puso muy contento y le dijo que ya se lo comería más tarde. Pasó un rato y el hermano mayor fue a coger su helado. Pero cuando iba a destaparlo, su hermana pequeña le agarró de las piernas y se lo pidió. Al final, acabó dándoselo.

La hermana pequeña se fue muy contenta con su helado. Se sentó en una silla del comedor y se puso a mirar el helado. Estuvo pensando un momento, y después fue rápidamente a buscar a su madre. La encontró en la terraza tendiendo la ropa. Había pensado regalarle su helado, porque sabía que le gustaba mucho el chocolate. La madre la cogió en brazos y le dio un beso. Le dijo que ahora no podía comérselo, que se lo guardara en la nevera.

A mediodía llegó el padre a casa cansado del trabajo. Hacía mucho calor, y la madre, al oírle llegar, le dijo que se comiera el helado de chocolate que había en la nevera. El padre fue y lo cogió. Lo destapó y empezó a comérselo.

Entonces recordó que a sus hijos les encantaba el chocolate. Mientras se comía el helado, fue a la tienda de abajo y compró una torta helada de chocolate. Cuando llegó la hora de comer, todos se llevaron una gran sorpresa con aquella torta. Al pensar los unos en los otros, habían salido todos ganando.

La ciudad de los pozos

"Esa ciudad no estaba habitada por personas, como todos las demás ciudades del planeta. Esa ciudad estaba habitada por pozos vivientes... pero pozos al fin.

Un día llego a la ciudad la "moda" que seguramente había nacido en algún pueblito humano: La nueva idea señalaba que todo ser viviente que se aprecie debería cuidar mucho más lo interior que lo exterior. Lo importante no es lo superficial sino el contenido. Así fue como los pozos empezaron a llenarse de cosas. Algunos se llenaban de Joyas, monedas de oro y piedras preciosas. Otros, más prácticos, se llenaron de electrodomésticos y aparatos mecánicos. Algunos más, optaron por el arte y fueron llenándose de pinturas, pianos de cola y sofisticadas pinturas modernas. Finalmente los intelectuales se llenaron de libros, de manifiestos ideológicos y revistas especializadas. Pasó el tiempo. La mayoría de los pozos se llenaron a tal punto que ya no pudieron incorporar nada más. Los pozos no eran todos iguales, así que, si bien algunos se conformaron, hubo otros que pensaron que debían hacer algo para seguir metiendo cosas a su interior. Alguno de ellos fue el primero; en lugar de apretar su contenido, se le ocurrió aumentar su capacidad ensanchándose. No paso mucho tiempo antes de que la idea fuera imitada, todos los pozos gastaban gran parte de sus energías en ensancharse para poder hacer más espacio en su interior.

Un pozo, pequeño y alejado de la ciudad, empezó a ver a sus camaradas ensanchándose desmedidamente. El pensó que sí seguían hinchándose de tal manera, pronto se confundirían los bordes y cada uno perdería su identidad.
Quizás a partir de esta idea se le ocurrió que otra manera de aumentar su capacidad era crecer pero no a lo ancho sino hacia lo profundo. Hacerse más hondo en lugar de más ancho.. Pronto se dio cuenta que todo lo que tenía dentro de él le imposibilitaba la tarea de profundizar. Sí quería ser más profundo debía vaciarse de todo contenido. Al principio tuvo miedo al vacío, pero luego, cuando vio que no había otra posibilidad, lo hizo. Vacío de posesiones el pozo empezó a volverse más profundo, mientras que los demás se apoderaban de las cosas que él se había deshecho
.
Un día, sorpresivamente el pozo que crecía hacia adentro tuvo una gran sorpresa: adentro, muy adentro, y muy en el fondo encontró agua¡¡¡¡¡¡¡¡¡. Nunca antes otro pozo había encontrado agua.
El pozo superó la sorpresa y empezó a jugar con el agua del fondo, humedeciendo las paredes salpicando los bordes y por último sacando el agua hacia afuera. Así que la tierra alrededor del pozo, revitalizada por el agua empezó a despertar. Las semillas de sus entrañas, brotaron en pasto, en árboles y en flores.

Todos le preguntaban cómo había conseguido el milagro. Ningún milagro, hay que buscar en el interior, hacia lo profundo. Muchos quisieron seguir el ejemplo pero desdeñaron la idea cuando se dieron cuenta de que para ir más profundo tenían que vaciarse.

En otra punta de la ciudad otro pozo, decidió correr el riesgo del vacío. Y también empezó a profundizar. Y también llegó al agua. y también salpicó hacia afuera creando un segundo oasis verde en el pueblo.

Un día casi por casualidad los dos pozos se dieron cuenta de que el agua que habían encontrado en el fondo de sí mismos era la misma. Que el río subterráneo que pasaba por uno inundaba la profundidad del otro. Se dieron cuenta de que se abría para ellos una nueva vida. La búsqueda les había deparado un nuevo y secreto punto de contacto: "LA COMUNICACIÓN PROFUNDA QUE SOLO CONSIGUEN ENTRE SÍ, AQUELLOS QUE TIENEN EL CORAJE DE VACIARSE DE CONTENIDOS Y BUSCAR EN LO PROFUNDO DE SU SER LO QUE TIENEN PARA DAR". Es allí que brota la alegría profunda, esa agua cristalina que todos anhelamos.



“La pequeña orquesta”

Había una vez tres instrumentos musicales que no se llevaban nada bien. La flauta, la guitarra y el tambor siempre estaban discutiendo por ver quién era el mejor: La flauta decía que su sonido era el más dulce de todos. La guitarra decía que ella era la que hacía mejores melodías. Y el tambor decía que él llevaba el ritmo mejor que nadie.

Todos se creían los mejores y despreciaban a los otros. Por eso, cada uno se iba a tocar a una parte distinta de la habitación donde vivían. Pero el sonido del tambor molestaba a la flauta, la flauta molestaba a la guitarra y la guitarra molestaba al tambor.

Allí no había quien pudiera tocar tranquilo. En lugar de hacer música hacían ruido. Y si alguien se paraba a escucharles, pronto sentía un fuerte dolor de cabeza. Siempre pasaba lo mismo.

Hasta que un día llegó una batuta a vivir con ellos. Al ver lo que ocurría, les dijo que ella podría ayudarles si querían. Pero los tres instrumentos estaban convencidos de que nadie podía ayudarles. La mejor solución era separarse y que cada uno se marchara a vivir a otra parte. Así podrían tocar a gusto, sin tener que soportar lo mal que tocaban los demás.

La batuta les propuso intentar hacer una cosa: tocar juntos una misma canción. Ella les ayudaría a hacerlo. Al principio no estaban muy convencidos; pero al final, aceptaron. Les dijo lo que tenía que tocar cada uno y, después de un breve ensayo, comenzó a sonar la canción.

Los tres instrumentos miraban fijamente a la batuta, que les indicaba a cada momento cómo y cuándo tenían que tocar. La canción iba sonando muy bien. La flauta, la guitarra y el tambor no salían de su asombro. Estaban tocando juntos una misma canción y les estaba saliendo bien. Habían comenzado a hacer música.

Cuando acabaron de tocar, estaban tan contentos de cómo les había salido, que se felicitaron. Era la primera vez que se ponían de acuerdo en algo. Le pidieron a la batuta que les hiciera tocar otra vez la misma canción. La estuvieron tocando todo el día cientos de veces. Todo el que pasaba por allí, al escucharles, se quedaba admirado de lo bien que tocaban.

Al unirse y poner en común lo mejor de cada uno, habían conseguido formar una pequeña orquesta. Desde entonces, se dedicaron a dar conciertos por todas partes y se hicieron famosos por lo bien que tocaban juntos.

INCREIBLE

Cuentan que una pareja le puso “Increíble” de nombre a su hijo, pues tenían la certeza que haría cosas increíbles en la vida.
Pero Increíble tuvo una vida tranquila, se casó y vivió fiel a su esposa sesenta años. Sus amigos lo molestaban porque su vida no concordaba con su nombre. Antes de morir, Increíble le pidió a su esposa que no colocara su nombre en su lápida ya que no quería escuchar las burlas de sus amigos desde el cielo. Cuando murió, su mujer, obedeciendo el pedido de su esposo, puso sencillamente en la lápida:
- “Aquí yace un hombre que le fue fiel a su mujer durante sesenta años”.
Paradójicamente, cuando la gente pasaba por el cementerio y leía la lápida decía:
 “¡Increíble!”

David Fishman




Hombre sucio, hombre limpio

Un rey hizo llamar a un santo rabino que dormía sólo dos horas y las otras veintidós las dedicaba a leer su biblia.

- ¡Dime la verdad que has encontrado en esas páginas o te corto la cabeza!

El anciano sonrió.

- Antes de revelarte el secreto que esperas, deja, oh gran señor, que te haga una pregunta.

- ¡De acuerdo: hazla!

- Dos hombres caminan por el bosque, después de una fuerte lluvia. De pronto, caen en una charca de barro. Al salir, uno de ellos está sucio mientras el otro permanece limpio. ¿Cuál de los dos se lava?

- ¡Pues el que está lleno de lodo! – respondió el poderoso.

- No, majestad.
- El que está embarrado ve al que salió limpio y piensa que él también está limpio.
- El otro ve al sucio y, como piensa que él mismo también está sucio, corre a lavarse.

- Bien – dijo el rey -, ahora dime la verdad que encontraste en tu biblia.

- Antes, señor, resuelve este problema: dos hombres caminan por el bosque, después de una fuerte lluvia. De pronto, caen en una charca de barro. Al salir, uno de ellos está sucio mientras el otro permanece limpio. ¿Cuál de los dos se lava?

El monarca, creyendo que ya conocía la respuesta, contestó:
- ¡El que está limpio!

- No, mi señor.
- Como una vez ya habían cometido el error, se lavó el embarrado.
- La experiencia enseña.

- Acepto – dijo el rey-.
- Ahora dime la verdad que encontraste en tu libro sagrado.

- ¡Oh, mansísimo, deja que te plantee un último acertijo! Después de una fuerte lluvia, dos hombres que caminan por el bosque caen en una charca de lodo. Uno sale sucio y el otro limpio. ¿Cuál se lava?

El rey quedó desconcertado.
- Ya no sé qué responder.
- Ambos pueden bañarse o ninguno.
- Quizás el embarrado se lava otra vez.

El viejo sonrió.

- Si crees, señor, que tres veces se va a repetir un accidente tan increíble, estás dispuesto a creer cualquier cosa.


Enseñanza: el rey cree que la verdad es un conjunto de palabras que se encuentran en la biblia. El rabino le demuestra que un texto puede dar origen a infinitas interpretaciones. Las palabras son sólo un guía hacia la verdad… el camino lo tiene que recorrer uno mismo.


HAY QUE BUSCARSE UN AMANTE

Muchas personas tienen un amante y otras quisieran tenerlo. Y también están las que no lo tienen, o las que lo tenían y lo perdieron. Y son generalmente estas dos últimas, las que vienen a mi consultorio para decirme que están tristes o que tienen distintos síntomas como insomnio, falta de voluntad, pesimismo, crisis de llanto o los más diversos dolores.

Me cuentan que sus vidas transcurren de manera monótona y sin expectativas, que trabajan nada más que para subsistir y que no saben en qué ocupar su tiempo libre. En fin, palabras más, palabras menos, están verdaderamente desesperanzadas.

Antes de contarme esto ya habían visitado otros consultorios en los que recibieron la condolencia de un diagnóstico seguro:
"Depresión" y la infaltable receta del antidepresivo de turno.

Entonces, después de que las escucho atentamente, les digo que no necesitan un antidepresivo; que lo que realmente necesitan, ES UN AMANTE.

Es increíble ver la expresión de sus ojos cuando reciben mi veredicto. Están las que piensan: ¡Cómo es posible que un profesional se despache alegremente con una sugerencia tan poco científica!. Y también están las que escandalizadas se despiden y no vuelven nunca más.

A las que deciden quedarse y no salen espantadas por el consejo, les doy la siguiente definición:
Amante es: "Lo que nos apasiona". Lo que ocupa nuestro pensamiento antes de quedarnos dormidos y es también quien a veces, no nos deja dormir. Nuestro amante es lo que nos vuelve distraídos frente al entorno. Lo que nos deja saber que la vida tiene motivación y sentido.

A veces a nuestro amante lo encontramos en nuestra pareja, en otros casos en alguien que no es nuestra pareja. También solemos hallarlo en la investigación científica, en la literatura, en la música, en la política, en el deporte, en el trabajo cuando es vocacional, en la necesidad de trascender espiritualmente, en la amistad, en la buena mesa, en el estudio, o en el obsesivo placer de un hobby...
En fin, es "alguien" o "algo" que nos pone de "novio con la vida" y nos aparta del triste destino de durar.

Y que es durar? - Durar es tener miedo a vivir. Es dedicarse a espiar como viven los demás, es tomarse la presión, deambular por consultorios médicos, tomar remedios multicolores, alejarse de las gratificaciones, observar con decepción cada nueva arruga que nos devuelve el espejo, cuidarnos del frío, del calor, de la humedad, del sol y de la lluvia.
Durar es postergar la posibilidad de disfrutar hoy, esgrimiendo el incierto y frágil razonamiento de que quizás podamos hacerlo mañana.

Por favor no te empeñes en durar, búscate un amante, se vos también un amante y un protagonista... de la vida
Piensa que lo trágico no es morir, al fin y al cabo la muerte tiene buena memoria y nunca se olvidó de nadie.

Lo trágico, es no animarse a vivir; mientras tanto y sin dudar, búscate un amante...

La sicología después de estudiar mucho sobre el tema descubrió algo trascendental:

"Para estar contento, activo y sentirse feliz, hay que estar de novio con la vida".



HACER MILAGROS

Tres personas iban caminando por una vereda de un bosque; un sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente del lugar y, un poco atrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante alumno del sabio.

Fue entonces cuando el poderoso terrateniente dirigiéndose al sabio dijo:

- Me han dicho en el pueblo que eres una persona poderosa que hace milagros.
- Soy una persona vieja y cansada ..
- ¿Cómo crees que yo podría hacer milagros? respondió.
- Me han dicho que sanas a los enfermos y vuelves cuerdos a los locos.
- Esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso.
- ¿Te refieres a eso?
- Tú lo has dicho, esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso.
- No un viejo como yo.
- Esos milagros lo hace Dios, yo solo pido se conceda un favor al enfermo.
- Todo el que tenga la fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo.
- Yo quiero tener la misma fe para realizar los mismos milagros que tú haces.
- Muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios.

Ante la insistencia de aquel hombre poderoso, el sabio acepto mostrarle tres milagros. Y así, con la mirada serena y sin hacer ningún movimiento le preguntó:

- ¿Esta mañana volvió a salir el sol?
- Si, claro que sí.
- Pues ahí tienes un milagro; el milagro de la luz.
- No, yo quiero ver un verdadero milagro
- Oculta el sol, saca agua de un piedra ..
- Mira, hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas.
- ¿Quieres ver un verdadero milagro?
- ¿No es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?
- ¡Si! fue varón y es mi primogénito.
- Ahí tienes el segundo milagro, el milagro de la vida.
- Sabio, tu no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro.
- ¿Acaso no estamos en época de cosecha?
- ¿No hay trigo y sorgo donde hace solo unos meses había tierra?
- Si, igual que todos los años.
- Pues ahí tienes el tercer milagro.
- Creo que no me he explicado, lo que yo quiero ..

Sus palabras fueron cortadas por el sabio, quien convencido de la obstinación de aquel hombre y seguro de no hacerle poder comprender la maravilla que existe en todo aquello que le había mostrado, señalo:

- Te he explicado bien, yo hice todo lo que podía hacer por ti
- Si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte.
- Yo he hecho todo lo que podía hacer.

Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiro muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. El sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda. Cuando el poderoso terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían el sabio y su alumno, el sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomó el conejo, sopló sobre él y sus heridas quedaron sanadas; el joven estaba algo desconcertado.

- Maestro te he visto hacer milagros como este casi todos los días.
- ¿Por qué te negaste a mostrarle uno al caballero?
- Lo que buscaba el no era un milagro, sino un espectáculo
- Le mostré tres milagros y no pudo verlos.
- Para ser rey primero hay que ser príncipe.
- Para ser maestro primero hay que ser alumno.
- No puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día.

Enseñanza:
el verdadero milagro está en las pequeñas cosas que ocurren día a día. Dios nos “Obsequia” Grandes Regalos “Milagros”. Pero somos tan ciegos e ingratos, que no lo vemos hay que sonreírle a la vida, por cada nuevo día.



Los clavos del mal genio

Esta es la historia de un joven que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta. Pronto la puerta se llenaba de clavos. Pero, a medida que aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez...

Esta es la historia de un joven que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta. Pronto la puerta se llenaba de clavos. Pero, a medida que aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que podía controlar su genio, pues el clavar le hacía pensar sobre su mala actitud. Llegó el día en que pudo controlar su carácter y ya no tenía razón de clavar. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta. Era ciertamente un gran logro, pero su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: "has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero la herida permanece y el mal se propaga. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física. Ahora hace falta trabajar mucho más para que la puerta quede como nueva. Hay que reparar cada agujero y muy difícilmente lograrás que quede como nueva."


Gotitas de agua, llenas de amor

Un gran incendio se desató en un bosque de bambú. Las llamas alcanzaban grandes alturas. Un pequeño Colibrí fue al río, mojó sus alas y regresó sobre el gran incendio, agitándolas con la intención de apagar el fuego. Incesantemente iba y venía con sus alas cargadas de agua. Los otros animales...
Un gran incendio se desató en un bosque de bambú. Las llamas alcanzaban grandes alturas. Un pequeño Colibrí fue al río, mojó sus alas y regresó sobre el gran incendio, agitándolas con la intención de apagar el fuego. Incesantemente iba y venía con sus alas cargadas de agua. Los otros animales observaban sorprendidos la actitud de la pequeña ave y le preguntaron: Oye, ¿por qué estás haciendo eso? ¿Cómo es posible? ¿Cómo crees que con esas gotitas de agua puedes apagar un incendio de tales dimensiones? ¡Jamás lo podrás lograr! El Colibrí con una gran ternura respondió: El bosque me ha dado todo, tengo un inmenso amor por él. Yo nací en este bosque que me ha enseñado el valor que tiene la naturaleza. Este bosque me ha dado todo lo que soy y tengo. Este bosque es mi origen y mi hogar, por eso y aunque no lo pueda apagar, si es necesario voy a dejar mi vida lanzando gotitas de agua, llenas de amor. Los otros animales entendieron el mensaje del Colibrí y entre todos le ayudaron a apagar el incendio. Cada gotita de agua puede apaciguar un incendio. Cada acción que con amor y entusiasmo emprendemos, se reflejará en un mañana mejor.
“No subestimes las gotas, porque millones de ellas forman un océano. Todo acto que con amor realizamos, regresa a nosotros multiplicado”.
Estrella de Mar

Un escritor que estaba en su casa de playa terminando su ultima obra. Todas las mañanas muy temprano salía a pasear por la costa unos minutos antes de empezar su trabajo. Esa mañana, observo a la distancia un joven que parecía estar bailando… corría hacia el mar levantaba sus brazos, daba la vuelta y volvía a repetir el movimiento una y otra vez.

Lentamente, el escritor se fue acercando al joven hasta que, al aproximarse, vio que en realidad estaba recogiendo algo de la arena y que luego se acercaba al agua para tirarlo mar adentro. Ya mas cerca vio que el joven tomaba estrellas de mar que habían quedado en la arena al bajar la marea y corría hasta el agua para arrojarlas tan lejos como podía, mar adentro.

Al llegar a su lado, el escritor le pregunto:

-buen día, ¿Qué estás haciendo?

-salvo estrellas de mar antes que el sol las deshidrate y mueran – contesto el joven sin abandonar su empeño.

-pero no te das cuenta que es una tarea inútil – le dijo el escritor- en estos momentos debe haber miles o millones de estrellas que quedaron fuera del agua y jamás podrás salvarlas a todas.

El joven se detuvo solo un instante, miro la estrella que llevaba en la mano en esos momentos, luego giro su cabeza hasta enfrentar los ojos del escritor y le dijo:

-No importa, quizás no pueda salvar a todas, pero al menos esta que tengo en la mano, esta no morirá y notara la diferencia. Y continúo febrilmente con su tarea.

El escritor meneo la cabeza, completo su caminata y se sentó a continuar su trabajo. Sin embargo, algo lo incomodaba y daba vueltas en su cabeza. “Al menos esta notara la diferencia” era la frase que lo inquietaba. Finalmente lo comprendió… Aun un pequeño cambio que en nada afecta los resultados finales, SIEMPRE es valioso para quien se beneficia de el. Para ESA estrella, ¡era muy valioso ser rescatada!

A la mañana siguiente muy temprano, un caminante ocasional advirtió con asombro que dos personas – una mayor y otra mas joven – parecía bailar junto a la playa…Corrían hacia el mar, levantaban sus brazos, daban la vuelta y volvía a repetir el movimiento una y otra vez.

Lentamente empezó acercarse para ver lo que ocurría…”

¡Qué historia tan poderosa!

¡Que claridad para mostrar el poder del liderazgo basado en el ejemplo!

¡Que mensaje excepcional! “Aunque NO cambies el mundo, a ESE en particular al que cambias o beneficias SI VA A IMPORTARLE…”

No hizo falta que el joven hablase en exceso…….su ejemplo y perseverancia, junto a una visión clara hablaban por el. No te sorprendas si alguna vez pasas por una playa llena de gente que parece bailar, ¿No será hora de que empieces a buscar tus propias estrellas de mar?



ESTRELLAS O COMETAS

Hay personas Estrella y hay personas Cometa. Los Cometa pasan. Apenas son recordados por las fechas que pasan y vuelven. Los Estrella, en cambio, permanecen. Hay mucha gente Cometa. Pasa por nuestra vida apenas por instantes; no cautiva a nadie, y nadie la cautiva. Es gente sin amigos, que pasa por la vida sin iluminar, sin calentar, sin marcar presencia.

Así son muchos artistas. Brillan apenas por instantes en los escenarios de la vida. Y con la misma rapidez que aparecen, desaparecen. Así son muchos reyes y reinas: de naciones, de clubes deportivos o concursos de belleza. También entran los hombres y mujeres que se enamoran y se dejan enamorar con la mayor facilidad. Así son las personas que viven en una misma familia y pasan al lado de otro sin ser presencia, sin existir.
Lo importante es ser Estrella. Hacer sentir nuestra presencia, ser luz, calor, vida. Los amigos son Estrella. Los años pueden pasar, pueden surgir distancias, pero en nuestros corazones quedan sus marcas.

Ser Cometa no es ser amigo, es ser compañero por instantes, explotar sentimientos, aprovecharse de las personas y de las situaciones. Es hacer creer y hacer dudar al mismo tiempo. La soledad es el resultado de una vida Cometa. Nadie permanece, todos pasan. Y nosotros también pasamos por los otros. Es necesario crear un mundo de personas Estrella, verlas y sentirlas todos los días, contar con ellas siempre, ver su luz y sentir su calor. Así son los Amigos: estrellas en nuestras vidas.

Se puede contar con los amigos. Ellos son refugio en los instantes de tensión, luz en los momentos oscuros, pan en los períodos de debilidad, seguridad en los pasajes de desánimo. Al mirar a las personas Cometa es bueno no sentirnos como ellas, ni desear el agarrarnos de su cola. Al mirar a los Cometa, es bueno sentirse Estrella, dejar por sentada nuestra existencia, nuestra constante presencia, vivir y construir una historia personal. Es bueno sentir que somos luz para muchos amigos y que ellos nos han iluminado a su vez. Es bueno sentir que somos calor para muchos corazones y que esos corazones nos arroparon cuando el frío nos castigó.

Ser Estrella en este mundo pasajero, en este mundo lleno de personas Cometa, es un desafío, pero por encima de todo, una recompensa.
Ser Estrella es nacer, vivir, y no existir apenas.

Las tres rejas

El joven discípulo de un sabio filósofo llega a casa de éste y le dice:
-Oye, maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia...
-¡Espera! lo interrumpe el filósofo-. ¿Ya has hecho pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
-¿Las tres rejas?
-Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
-No. Lo oí comentar a unos vecinos.
-Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?
-No, en realidad no. Al contrario...
-¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
-A decir verdad, no.
-Entonces -dijo el sabio sonriendo-, si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, enterrémoslo en el olvido.









En el Tren de la vida

Cuando aquella tarde llegó a la vieja estación le informaron que el tren en que ella viajaría se retrasaría aproximadamente una hora. La elegante señora, un poco fastidiada, compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua para pasar el tiempo. Buscó un banco en la estación central y se sentó preparada para la espera. Mientras hojeaba su revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario.

Imprevistamente, la señora observó cómo aquel muchacho, sin decir una sola palabra, estiraba la mano, agarraba el paquete de galletas, lo abría y comenzaba a comerlas, una a una, despreocupadamente. La mujer se molestó por esto, no quería ser grosera, pero tampoco dejar pasar aquella situación o hacer de cuenta que nada había pasado; así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete y sacó una galleta, la exhibió frente al joven y se la comió mirándolo fijamente a los ojos. Como respuesta, el joven tomó otra galleta y mirándola la puso en su boca y sonrió.

La señora ya enojada, tomó una nueva galleta y, con ostensibles señales de fastidio, volvió a comer otra, manteniendo de nuevo la mirada en el muchacho. El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente. Finalmente, la señora se dio cuenta de que en el paquete sólo quedaba la última galleta. "- No podrá ser tan descarado", pensó mientras miraba alternativamente al joven y al paquete de galletas.

Con calma el joven alargó la mano, tomó la última galleta, y con mucha suavidad, la partió exactamente por la mitad. Así, con un gesto amoroso, ofreció la mitad de la última galleta a su compañera de banco. "¡Gracias!" - dijo la mujer tomando con rudeza aquella mitad. "De nada" - contestó el joven sonriendo suavemente mientras comía su mitad.

Entonces el tren anunció su partida... La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Al arrancar, desde la ventanilla de su asiento vio al muchacho todavía sentado en el banco de la estación y pensó:"¡Qué insolente, qué mal educado, qué será de nuestro mundo!".

Sin dejar de mirar con resentimiento al joven, sintió la boca reseca por el disgusto que aquella situación le había provocado. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó totalmente sorprendida cuando encontró, dentro de su cartera, su paquete de galletas intacto.

Cuántas veces nuestros prejuicios, nuestras decisiones apresuradas nos hacen valorar erróneamente a las personas y cometer las peores equivocaciones. Cuántas veces la desconfianza ya instalada en nosotros, hace que juzguemos injustamente a personas y situaciones, y sin tener un por qué, las encasillamos en ideas preconcebidas, muchas veces tan alejadas de la realidad que se presenta.

Así por no utilizar nuestra capacidad de autocrítica y de observación, perdemos la gracia natural de compartir y enfrentar situaciones, haciendo crecer en nosotros la desconfianza y la preocupación. Nos inquietamos por acontecimientos que no son reales, que quizás nunca lleguemos a contemplar, y nos atormentamos con problemas que tal vez nunca ocurrirán.

Dice un viejo proverbio...
"Peleando, juzgando antes de tiempo y alterándose no se consigue jamás lo suficiente,
pero siendo justo, cediendo y observando a los demás con una simple cuota de serenidad,
se consigue más de lo que se espera".